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Entrevista:ANÍBAL CAVACO SILVA | Ex primer ministro de Portugal

'Vamos a perder crecimiento económico por haber construido 10 estadios de fútbol'

Apartado de la política activa, pero referencia indiscutible del Partido Social Demócrata (PSD), el ex primer ministro conservador Aníbal Cavaco Silva afirma que 'Portugal necesita de una mayoría absoluta en las elecciones del domingo como pan para la boca'. A su juicio, el nuevo Gobierno deberá 'tomar medidas muy impopulares en los próximos seis meses con el objetivo de resolver la crisis económica y preparar al país ante la ampliación europea y la pérdida de fondos comunitarios en 2006'. En caso contrario, alerta, la situación podría complicarse de forma muy preocupante. Economista y gestor riguroso, Cavaco Silva acaba de publicar el primer volumen de su Autobiografía política, en la que relata los recelos de Portugal hacia España cuando llegó al poder en 1985 y sus relaciones con Felipe González durante los diez años que coincidieron en sus respectivos Gobiernos.

'Si falla, el próximo Gobierno puede llevarnos a un largo estancamiento'
'Portugal precisa de una mayoría absoluta en el Parlamento como de pan para la boca'

Pregunta. Afirma en su libro que algunos informes del Ministerio de Exteriores mostraban mucha 'desconfianza y reserva mental' hacia España, sin descartar sus posibles 'esperanzas de unificar políticamente la Península'. ¿Han desaparecido esos fantasmas?

Respuesta. Las relaciones entre España y Portugal en 1985 eran muy reducidas en todas los ámbitos. No se correspondían para nada con su situación geográfica, su vecindad. Los dos países vivían de espaldas. Existían muchos fantasmas y algunos prejuicios. Había muchos conflictos, sobre todo por la pesca, y las diplomacias albergaban desconfianzas mutuas. Existía una actitud de cierta arrogancia española. No obstante, la entrada de los dos países en la UE abrió un nuevo ciclo. Felipe González y yo lo sabíamos y decidimos que todo eso tenía que cambiar.

P. ¿Cómo fue su relación con González?

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R. Muy fácil. Éramos de diferente familia política, pero de la misma generación, y no estábamos marcados por esos fantasmas. Felipe era un hombre inteligente, carismático y un socialista pragmático. No tenía nada que ver con los socialistas de Portugal. No encontraba grandes divergencias ideológicas entre ambos cuando hablábamos en las cumbres europeas o iberoamericanas. Era un socialista moderno, liberal. Fue un diálogo fácil y sincero. Además, teníamos intereses comunes en la UE casi del 90%.

P. ¿Cómo ha cambiado la situación en ambos países?

R. Completamente. Ya nadie se acuerda del refrán: 'De Espanha, nem bom vento nem bom casamento'. Ambos países se han beneficiado mucho de su integración en la UE, si bien Portugal ha entrado en los dos últimos años en una cierta recesión, en algún marasmo económico, y comenzaron las dudas sobre nuestra capacidad de recuperación para reducir el foso que nos separa de España y del resto de la UE. Tengo esperanzas de que, con el cambio político que con certeza se va a producir en Portugal, sea posible iniciar un nuevo ciclo de crecimiento.

P. ¿Es tan grave la situación como la pinta el PSD?

R. Los economistas de los dos partidos mayoritarios coinciden en el análisis de la crisis. Hay desequilibrios muy fuertes. El primero es el descontrol del gasto público, el mayor de la UE. El desequilibrio externo es muy grande, lo que ha provocado un gran endeudamiento externo y hemos perdido competitividad, además de tener serias dificultades para atraer la inversión extranjera. Todo ello ha provocado una falta de confianza en el país.

P. Los próximos cuatro años serán decisivos ante la ampliación y la pérdida de fondos en 2006.

R. Portugal no tiene margen de maniobra para otro fallo de Gobierno. El próximo tiene que tener éxito. Si falla, la situación puede llevarnos a un estancamiento prolongado y, entonces, habrá razones muy serias para preocuparse.

P. Sin mayoría absoluta será casi imposible gobernar el país.

R. Creo que el PSD ganará las elecciones de forma clara, aunque se mantiene esa duda. No veo cómo se pueden resolver los problemas del país sin una mayoría absoluta en el Parlamento. Un Gobierno minoritario no sobrevive. Podríamos caer rápidamente en otra crisis con los grandes problemas aplazados. La situación se complicaría mucho más porque tenemos una serie de reformas que no son fáciles de aprobar y que deben ser enfrentadas sin falta, como la contención del gasto público. Un Gobierno sin mayoría absoluta no sobrevivirá ni conseguirá resolver los problemas. Podría alcanzarse un acuerdo parlamentario, pero eso va a depender también del resultado de las elecciones.

P. ¿Defiende un pacto de Estado entre el PS y el PSD?

R. Apoyaría y defendería ese pacto de régimen, pero reconozco que es muy difícil un acuerdo entre los dos partidos mayoritarios. No obstante, como la situación es cuasi de crisis, eso puede provocar un cierto sentido común. Si no fuese posible un pacto de régimen escrito, al menos debería existir un pacto de sentido común para tomar medidas indispensables que resuelvan la situación económica. Sin duda, lo mejor sería una mayoría absoluta del PSD. Portugal precisa de una mayoría absoluta en el Parlamento como de pan para la boca.

P. Serán necesarias medidas muy impopulares.

R. Es necesario un Gobierno con mucho coraje para tomar esas medidas en los seis primeros meses y luego disponer de dos a tres años para recuperar la popularidad. Tiene que tomar esas medidas y no pensar en las reacciones de la opinión pública a corto plazo, sino en los efectos futuros. Dada la situación, esas medidas serán necesarias, sin duda. Creo que ya existe una cierta receptividad, una noción, de eso entre la gente.

P. Sí, pero nadie se atreve a anunciar esas medidas en la campaña.

R. Las campañas electorales tienen que vender algunas ilusiones, pero sin mayoría absoluta en el Parlamento, las promesas se quedarán sólo en eso. Si la economía no crece, no hay tarta para distribuir. Y la tarta ya está muy menguada. No hay posibilidad de aumentar los salarios si la productividad no crece en Portugal. El resto es fantasía. Llegó el momento de la verdad. No hay dinero para ilusiones. Ahora hay que resolver los problemas.

P. Están construyendo 10 estadios de fútbol para la Eurocopa 2004.

R. El problema de Portugal es la productividad. ¿Cuál es el aumento de la productividad con esas obras? Cero. Fue un error asumir ese compromiso, pero ahora hay que cumplirlo. Por prestigio e imagen externa. Cualquier economista sabía en aquellos momentos que no había recursos financieros para 10 estadios de fútbol. Vamos a perder crecimiento económico por haber construido esos estadios en vez de invertir en fábricas, industrias o capital humano.

P. El líder del PSD, Durão Barroso, ha incurrido en varias contradiciones, sobre todo en su prometida reducción de impuestos.

R. No voy a comentar promesas electorales del PSD o PS. El llamado choque fiscal del PSD es una señal para reducir los impuestos, pero, para ello, es necesario cortar el gasto público. Irlanda lo consiguió en la década de los ochenta. Ésa es la idea.

P. Portugal necesita una reforma fiscal urgente. Muchas empresas no pagan a Hacienda.

R. Sin duda. Una reforma fiscal, del patrimonio y de la administración fiscal. La lucha contra el fraude y la evasión fiscal es otro de los grandes desafíos.

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