Corte de orejas en la primera de Fallas
En el prólogo de la primera corrida de Fallas actuó el rejoneador Martín González Porras, quien, tras una labor mediocre y con reiterados fallos, tuvo la suerte de acertar con el primer rejón de muerte, que terminó rápidamente con su oponente.
Ángel de la Rosa se lució con el capote en el primero. El animal, tras una primera vara, dio una espectacular vuelta de campana, de la que salió mermado de facultades. De la Rosa llevó a cabo una faena larga, en la que abundaron las pausas, para terminar de una estocada atravesada. En el cuarto, De la Rosa volvió a lucirse manejando el percal. Toreó muy bien al natural, destacando su cometido en el tramo final, en el que hubo un pase cambiado de manos que levantó una fuerte ovación. Terminó de una estocada baja.
La Martelilla / Porras, De la Rosa, Blázquez, Ramírez
Toros de La Martelilla, uno para rejones, bien presentados, astifinos, nobles, pero faltos de fuerza. Algunos se cayeron con frecuencia. Martín González Porras: oreja. Ángel de la Rosa: ovación tras un aviso y vuelta tras un aviso. Raúl Blázquez: ovación y oreja. Alberto Ramírez: palmas y silencio tras un aviso. Plaza de Valencia, 10 de marzo. Más de media entrada.
Raúl Blázquez recibió al segundo con una larga de rodillas. La faena de muleta la basó sobre la mano diestra, dejándose tropezar el engaño con frecuencia. A la faena le faltó temple y le sobraron enganchones. Terminó de una estocada tendida y trasera. En el quinto, el valenciano aprovechó la noble condición de su oponente para llevar a cabo una faena en la que destacaron dos series de naturales largos y de buen trazo. Mató de una estocada caída.
Alberto Ramírez nada pudo hacer en el tercero, que llegó al tercio final con nulas facilidades para el lucimiento. Lo mató de una estocada desprendida. Al sexto lo recibió con una larga cambiada de rodillas. El animal llegó con media arrancada a la franela. Insistió para sacar algunos pases aislados de buena factura, pero todo lo echó a rodar al precisar de un pinchazo, medio estocada y doce descabellos para terminar con su antagonista. Un aviso y silencio.
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