Mientras dure
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, ha vuelto a demostrar su capacidad para conectar con la sensibilidad de los mercados. El giro más optimista de su discurso en la segunda comparecencia ante el Congreso en apenas una semana ha servido para transmitir una mayor confianza en el ciclo actual a los agentes económicos.
Sin embargo, no se le puede acusar de eludir los riesgos más vulnerables que aún apuntan a la posibilidad de que la reactivación pueda verse frustrada. Entre ellos, con posterioridad a su intervención, recordó la insostenibilidad de la tendencia del déficit por cuenta corriente que, a diferencia de anteriores recesiones, no sólo no se ha corregido en ésta, sino que mantiene una tendencia preocupante de cara al futuro próximo, con previsiones que contemplan superar incluso el 5% del producto interior bruto (PIB) a lo largo del presente ejercicio.
Nadie discute que EE UU sea el mayor receptor de inversión, pero hay que cuestionar que pueda seguir cubriendo sus necesidades de ahorro externo
La financiación de este desequilibrio no ha sido inquietante en los últimos años ante el amplio diferencial de crecimiento de su economía. Tampoco la pérdida de dinamismo económico posterior ha debilitado su atractivo relativo frente a los capitales exteriores: 1) por la sincronía cíclica recesiva de todas las áreas geográficas; 2) por la condición del dólar como moneda refugio en un contexto de aumento de las primas de riesgo, y 3) por el mantenimiento de la bondad de fundamentos apoyados en ganancias de productividad sorprendentes.
Pero muchos de estos condicionantes pueden no ser tan propicios en el futuro. Mantener entradas de inversión en cartera o directa equivalentes a cinco puntos de la producción no va a ser tarea fácil cuando probablemente sea el norteamericano el mercado de renta variable más sobrevalorado y con el considerando de que los flujos de fusiones y compras transfronterizas no parece previsible que puedan recuperar la actividad de hace un año. Nadie discute que la economía estadounidense mantenga su estatus privilegiado de mayor receptora de inversión, pero hay que cuestionar que pueda seguir cubriendo sus necesidades de ahorro externo al mismo ritmo.
Y menos con un sector público que ya no ahorra y con un tipo de cambio que alguna vez pondrá de manifiesto que se encuentra excesivamente apreciado. En todo caso, mientras dure la situación actual, las autoridades pueden limitarse a advertir de los riesgos.
César Cantalapiedra y Alfonso García son, respectivamente, director de análisis y responsable de renta variable de Analistas Financieros Internacionales.
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