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Columna
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El balance económico regional

La Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas (Funcas) acaba de publicar los resultados de la investigación titulada Balance económico regional (autonomías y provincias), referida al periodo 1995-2000.

Se trata de la primera investigación española equivalente a una contabilidad regional cerrada, en línea con la realizada en Alemania referida a sus länder. La investigación está referida a cada una de las 17 comunidades autónomas españolas, más las dos ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla. Dentro de las autonomías pluriprovinciales se analizan los datos contables de las correspondientes provincias.

La novedad destacable de dicha investigación es que por primera vez en España se ha publicado un balance o contabilidad regional y provincial cerrado, en el que figuran el cuadro macroeconómico regional y provincial, la participación en la renta regional de cada uno de los sectores institucionales y las balanzas fiscales estimadas por autonomías y provincias.

El consumo privado, entre 1995-2000, absorbió el 61,7% de la renta interior bruta, y el consumo público, el 15,8%
Las provincias con déficit fiscal más intenso fueron, en términos absolutos, Asturias, Sevilla, Cádiz, Granada y Coruña

Los aspectos más sobresalientes de la investigación son los relacionados con el cuadro macroeconómico regional, que da información sobre el consumo público y privado; la formación bruta de capital (pública y privada) y según los bienes invertidos (construcción y bienes de equipo, incluida la variación de existencias); la demanda interior; las operaciones con el exterior, en bienes y en servicios, diferenciando las exportaciones e importaciones extranjeras y las realizadas con otras regiones y provincias españolas.

La distribución institucional del PIB a los precios de mercado contempla tres grandes sectores: el sector familias, al que se incorporan las instituciones privadas sin fines de lucro, el sector de sociedades y empresas y el sector público consolidado.

Las balanzas fiscales, resultantes de enfrentar los ingresos y gastos públicos atribuidos a cada comunidad y provincia, resultan excepcionalmente ilustrativas en la medida que cuantifican el efecto redistribuidor derivado de la actuación del sector público. Una política que ha hecho posible la reducción de las diferencias de renta familiar derivadas del desigual nivel de desarrollo de las provincias y comunidades autónomas.

Los datos del valor añadido bruto y del PIB y las rentas regionales se han evaluado a los precios corrientes de cada año y a los precios constantes de 1995. En cuanto a la renta familiar bruta disponible, se ha valorado a los precios corrientes y según el poder de compra, que tiene en cuenta el diferencial de precios en las distintas provincias. Como colofón del balance económico regional se han calculado los valores per cápita de las principales macromagnitudes y los índices correspondientes, frente a la media española igual a 100.

Se han vuelto a calcular los índices de convergencia de la economía provincial frente a la media española igual a 100 para cada año y los índices de convergencia de las autonomías y provincias, en términos de poder de compra, frente a la media de la Unión Europea igual a 100 (EUR-15).

Como datos más relevantes de la investigación destacamos los siguientes:

Población. La población residente en el quinquenio creció sólo el 1,13%, como consecuencia de la baja natalidad. La población de 0 a 15 años disminuyó el 6,7% en cinco años. Destaca el aumento de la población residente en los archipiélagos y también en provincias concretas como Almería, Ceuta, Málaga, Guadalajara, Girona, Castellón y Murcia, cuyas poblaciones crecieron más del 4%. Castilla y León perdió el 2,4% de su población, decreciendo también la población residente en el quinquenio en más del 3% en Ávila, Teruel, Zamora, Palencia, Ourense, Soria y Lugo. Es probable que cuando se conozcan los resultados del censo de población que ha levantado el INE en el pasado año, los resultados demográficos difieran a consecuencia de la inmigración extranjera empadronada.

Población ocupada. Acaso el dato más sobresaliente del quinquenio ha sido el notable crecimiento del empleo en el 16,6%, lo que contrasta con el aumento de la población mayor de 15 años, del 2,9%. Todo ello ha supuesto la reducción del paro en el 35% a lo largo de cinco años. El mayor crecimiento del empleo en el quinquenio se dio en Almería, Las Palmas, Tenerife, Huelva y Málaga. El menor crecimiento del empleo se registró en Lugo, Ourense, León, Asturias y Cuenca.

Variación del PIB. El crecimiento del empleo y el aumento de la productividad promovió que el PIB real a los precios de mercado creciera en el quinquenio el 22,3%, lo que se ha traducido en una mejora notable de la convergencia con la Unión Europea. El mayor crecimiento tuvo lugar en Málaga, Badajoz, Córdoba, Baleares y Tenerife. El menor crecimiento se registró en Lugo, Huesca, Segovia, Asturias y Soria.

Cuadro macroeconómico. La estructura del cuadro macroeconómico regional y provincial del año 2000 muestra cómo el consumo privado absorbió el 61,7% de la renta interior bruta, a precios de mercado; el consumo público, incluidas las transferencias en especie, el 15,8%; la inversión, el 24,6%, por lo que la demanda interna superó en el 2,1% a la renta interior bruta, cantidad que equivale al saldo exterior deficitario. La mayor participación relativa del consumo privado en el 2000 se anotó en Lugo, Ourense, Jaén, Granada y Melilla, y la menor participación relativa del consumo privado se dio en Guadalajara, Baleares, Álava, Barcelona y Madrid.

El consumo público, incluidas las transferencias en especie a las familias (enseñanza, sanidad y servicios sociales), tuvo una mayor participación relativa en Ceuta, Melilla, Valladolid, Sevilla y Cádiz, y su menor incidencia relativa se registró en Girona, Tarragona, Barcelona, Castellón y Madrid.

La inversión o formación bruta de capital supuso en el 2000 un porcentaje mayor de la renta interior bruta en Toledo, Ourense, Ciudad Real, Granada y Ávila, y una menor incidencia relativa en Álava, Barcelona, Melilla, Vizcaya y Madrid.

En cuanto al sector exterior, el mayor saldo positivo relativo se registró en Barcelona, Álava, Baleares, Madrid y Guadalajara, mientras que la menor incidencia correspondió a Ceuta, Ourense, Granada, Lugo y Ávila.

Balanzas fiscales. Los resultados provinciales de las balanzas fiscales (diferencia entre ingresos y gastos públicos) no pueden ser más elocuentes. Madrid y Barcelona aportaron en el año 2000 el 81,8% del superávit público del conjunto de provincias contribuyentes, que registraron, en conjunto, un superávit fiscal por 5.557.204 millones de pesetas. Las provincias con déficit fiscal más intenso fueron, en términos absolutos, Asturias, Sevilla, Cádiz, Granada y Coruña.

Desde la óptica familiar, las comunidades autónomas que más recursos en dinero y especie transfirieron al resto del país, en términos por habitante, fueron, en el año 2002, Madrid, Cataluña y Baleares, y las receptoras netas, también en términos per cápita, fueron Melilla, Ceuta, Extremadura, Asturias, Galicia y Andalucía. En términos absolutos, las autonomías que recibieron un mayor volumen de recursos transferidos fueron Andalucía, Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura.

Convergencia europea. La convergencia real de la economía española frente al conjunto de la Unión Europea se ha estimado por Funcas, para el año 2000, en el 86,71%, con un índice que supera en 5,5 puntos porcentuales a la estimación de Eurostat. Todo ello como consecuencia de la mayor dimensión del PIB hispano estimado por Funcas.

Según los resultados del balance económico regional en el año 2000, las provincias españolas que superaban el índice medio 100 de la Unión Europea en renta bruta por habitante, según su poder de compra, fueron: Girona, Madrid, Álava, Baleares, Zaragoza, Tarragona, Navarra y Barcelona. En sentido contrario, no alcanzaron el índice 70 las provincias de Granada, Jaén, Cádiz, Córdoba, Sevilla, Badajoz, Huelva, Lugo y Ourense, que, según la investigación de Funcas, constituyen el grueso de las provincias españolas menos desarrolladas.

Julio Alcaide Inchausti es estadístico y economista. Ha sido director general de Planificación del Ministerio de Economía. Premio de Economía Rey Jaime I. Es colaborador de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas.

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