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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La voz íntima de Janácek

El legado operístico del compositor checo Leos Janácek (Hukvaldy, Moravia, 1854-Morasvska Ostrava, 1928) se impone cada vez con más fuerza en los principales teatros del mundo. El encendido lirismo, la fuerza dramática, la suntuosidad orquestal y la intensidad poética de sus obras, que Milan Kundera describe como 'el más hermoso homenaje que jamás se ha rendido a la lengua checa', revelan una de las más sinceras y apasionantes voces de la ópera del siglo XX. Una de sus obras maestras, Katia Kabanova, sube al escenario del Gran Teatro del Liceo de Barcelona el 17 de marzo en la radical e inquietante puesta en escena del director suizo Christoph Marthaler estrenada en 1998 en el Festival de Salzburgo.

El teatro barcelonés, que en 1973 acogió el estreno en España de la fabulosa ópera de Janácek, inicia con este montaje una relación artística con el Festival de Salzburgo fraguada hace cuatro años por Gérard Mortier, director del prestigioso festival austriaco desde 1991 hasta la pasada edición, y Joan Matabosch, director artístico del Liceo. 'El objetivo es presentar algunas de las grandes producciones salzburguesas en Barcelona de forma regular. El proyecto nació con el apoyo entusiasta de Mortier, que asistirá al estreno en el Liceo, y seguirá con el nuevo equipo directivo del festival salzburgués', explica Matabosch.

El público del Liceo podrá ver la misma producción estrenada en Salzburgo, con un equipo artístico dirigido musicalmente por Sylvain Cambreling en el que figuran la mayoría de cantantes que estrenaron el montaje: Angela Denocke en el papel de Katia, Jane Henschel como Kabanicha, Dagmar Pecková (Varvara) y Rainer Trost (Kudrjasch). El papel de Boris será interpretado por Peter Straka y, en algunas de las seis funciones programadas hasta el día 27, Elisabete Matos asumirá el personaje principal. Ambientado en un desolador patio de vecinos de un distrito suburbial de Brno a finales de los sesenta, el montaje levantó pasiones enconadas en Salzburgo, siendo recibido entre gritos de entusiasmo y abucheos de indignación. 'Marthaler es uno de los directores de escena más relevantes, amado y odiado sin término medio, y asociado al escándalo', dice Matabosch. 'Ambienta la obra en un escenario opresivo, vulgar y cruel, en una estética cutre que potencia un clima de vigilancia opresiva. Todo lo que sucede está visto desde la perspectiva de Katia y expresa su lirismo y su desolación de forma apasionante'.

Ópera en tres actos, con li-

breto de Vincenc Cervinka, basado en La tormenta, de Alexandre Ostrovski, Katia Kabanova, retrata el clima de violencia y opresión que sufre Katia Kabanova bajo el dominio de su suegra -en el personaje de Kabanicha se encarna el despotismo, la superstición y la doble moral de una familia campesina-. El drama estalla con la confesión por parte de Katia de la infidelidad cometida: torturada por los remordimientos y asustada por los malos presagios de una violenta tormenta, confiesa su culpa y se arroja a las aguas del río Volga.

Estrenada en Brno en 1921, es uno de los títulos esenciales del legado de Janácek, con una música de encendido lirismo y angustiosa tensión dramática que sacude las emociones del espectador. 'Janácek es uno de los operistas más importantes del siglo y su normalización en el repertorio de los grandes teatros es cada vez mayor. La dificultad que supone cantar en checo aún provoca pánico en muchos cantantes, pero la fuerza dramática de sus personajes compensa el esfuerzo. El Liceo se apunta a la reivindicación internacional de Janácek y en los próximos años programará de nuevo Jenufa y estrenará Desde la casa de los muertos', dice Matabosch.

Janácek, que estrenó su primera obra maestra, Jenufa, a los 50 años, comenzó a tener éxito en los años veinte tras años de marginación y envidia en los que su obra fue silenciada por el más influyente grupo de responsables de la vida musical de Praga, capitaneados por el compositor y director de orquesta Karel Kovarovic. A partir del éxito de Katia Kabanova, el talento operístico de Jánacek empieza a ser lentamente reconocido, pero su verdadera proyección internacional no se logra hasta los años setenta, de la mano del director Charles McKerras y otras batutas que revelaron su genialidad a través del disco y diversas producciones teatrales.

El habla y la música se fusionan milagrosamente en las óperas de Janácek, un enamorado de los sonidos de la naturaleza y de las prodigiosas cualidades musicales de la lengua checa. 'Su innovación radica en una revalorización jamás vista de la palabra cantada, lo cual quiere decir in concreto de la palabra checa, incomprensible en el 99% de los teatros del mundo', escribe Milan Kundera en Los testamentos traicionados (Tusquets). 'Es difícil imaginar mayor acumulación voluntaria de obstáculos. Sus óperas son el más hermoso homenaje que jamás se haya rendido a la lengua checa. ¿Homenaje? Sí. En forma de sacrificio. Inmoló su música universal a una lengua casi desconocida'.

'Aunque algunas características de la estética de Janácek están muy relacionadas con la idea de la naturaleza, sería totalmente erróneo escenificar sus óperas de manera realista, con la excepción de Jenufa', escribe Mortier en el programa publicado por Amics del Liceu. 'En lugar de intentar trasladar la naturaleza al escenario con un montaje realista hemos de buscar caminos mejores que la copia para crear escenarios que representen la naturaleza y su significado'.

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