Valls incorpora a la Agrupació Mútua en su candidatura a la cámara

La candidatura de Miquel Valls a la presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona ha logrado el respaldo del consejero delegado de Agrupació Mútua y primer ejecutivo de Bankpyme, Josep Lluís Torra. La candidatura de Valls, considerada oficialista, perfila ya el reparto de cargos en la futura cúpula cameral: Josep Manuel Basáñez (Fomento del Trabajo), Josep González (Pimec-Sfes) y Torra serán los tres vicepresidentes.

La candidatura de Miquel Valls cierra filas, al tiempo que amaga sus poderes. Tras obtener de salida el apoyo del sector empresarial más vinculado a la gestión público-privada de la corporación -Fira de Barcelona, Patronato de Turismo o Barcelona Convention Bureau, entres las instancias más representativas-, Miquel Valls refuerza su núcleo duro, diseñando un poder compartido en la futura ejecutiva de la Cámara de Comercio. En su equipo sobresalen Josep Manuel Basáñez, vicepresidente de Fomento del Trabajo Nacional, y Josep González, presidente de Pimec-Sefes.

Las dos patronales ya llevan ventaja antes de empezar el match. Han convencido a Valls de que pueden aportarle el éxito pronosticado de la aritmética electoral: por un lado, se arrogan los puestos que esperan obtener en el sufragio que se realizará en el plenario de la cámara y del que saldrán los 60 miembros electos; y, por otro, se apuntan en su haber los nueve miembros del mismo plenario que nombrarán a dedo Fomento y Pimec, sin pasar por las urnas, tal como consagra el actual reglamento de la corporación.

Valls ha vendido así la piel del oso antes de cazarlo. Un paso que puede resultarle caro a la candidatura oficialista si su alternativa -hasta la fecha, Joaquim Molins- se decide a explicar con pelos y señales el anticameralismo de las organizaciones patronales. Aunque en medios empresariales se dice que ha empezado tarde y mal, Molins puede recuperar terreno si abunda en el argumento que utilizó el pasado día 6 de marzo, en su presentación oficial, al recordar que tuvo un papel importante en la refundación de las cámaras de comercio españolas, cuando, en 1993, CiU y PSOE legislaron en el Congreso la actual Ley de Cámaras.

El reglamento, hoy vigente, sirvió para derrotar el ultraliberalismo del PP en materia de organizaciones económicas -alimentado por la Fundación FAES y la patronal española CEOE-, que defendía la supresión de las cuotas obligatorias en las cámaras, lo que hubiera significado la extinción de estas corporaciones.

De momento, la memoria legislativa del ex político nacionalista ha servido, al menos, para revivir las esperanzas de un buen número de empresarios que hasta ahora se han limitado a ser la mayoría silenciosa.

En el plenario de la cámara, un número de entre 20 y 25 vocales -de los 69 que escogerán presidente- admiten que Molins puede representar el anhelo de una Cámara de Comercio capaz de 'defender el interés económico general mejor que la patronal, Fomento, cuya misión esta restringida al corporativismo de los sectores', según una versión en la que coinciden representantes de sectores camerales como las finanzas, la alimentación o la industria farmaceútica. Los cameralistas respaldan a Molins y aseguran que una parte de la ejecutiva saliente puede seguirles o incluso subirse a su carro.