CiU y PP cierran el paso a una propuesta para que los profesores de religión no sean nombrados por los obispos

Convergència i Unió (CiU) y el Partido Popular (PP) son los únicos partidos catalanes que se sienten cómodos con el acuerdo sobre enseñanza y asuntos culturales que a principios de 1979 suscribieron España y la Santa Sede. Así se expresó ayer en el Parlament cuando ambos partidos unieron sus votos para rechazar una proposición no de ley de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), apoyada por socialistas y Esquerra Republicana (ERC), que instaba al Gobierno catalán a presionar para modificar dichos acuerdos, especialmente para limitar el poder de la Conferencia Episcopal en la elección de los profesores de religión en la enseñanza pública.

Iniciativa presentó la propuesta tras conocerse que varios profesores de religión habían sido despedidos porque la jerarquía católica consideraba que no vivían de acuerdo con la moral de esta religión. Entre todos los casos destacó el de Resurrección Galera, a quien el Obispado de Almería no renovó el contrato a principios de este curso tras conocer que se había casado por lo civil.

A pesar de que el Parlament no tiene competencias al respecto, los tres partidos de izquierda pretendían que el Gobierno catalán asumiera un doble compromiso: presionar ante el Ejecutivo del PP para revisar los acuerdos que España tiene con el Vaticano e interceder ante la Conferencia Episcopal para garantizar 'el respeto a los principios constitucionales, de forma que ningún derecho laboral de trabajadores sea vulnerado en virtud de los acuerdos vigentes'.

Los diputados de la izquierda utilizaron palabras muy duras contra la actual situación, en que el Estado paga el salario de los profesores de religión de la escuela pública pero éstos son seleccionados por la jerarquía católica. El portavoz parlamentario de ICV, Joan Boada, el autor de la propuesta, se mostró convencido de que los acuerdos suscritos con la Santa Sede son 'inconstitucionales' porque 'no respetan la libertad religiosa' que consagra la Constitución y porque 'no garantizan los derechos laborales y de intimidad' de los profesores.

El diputado socialista Josep Maria Carbonell consideró que dichos acuerdos 'representan un anacronismo del nacional-catolicismo' y se mostró partidario de una reforma profunda de la enseñanza de la religión en la escuela pública que dé paso a una asignatura de 'cultura religiosa, plural, separada de la catequesis'. 'Para ello', subrayó, 'es necesario revisar los acuerdos entre el Estado y el Vaticano'. Josep Bargalló, de Esquerra Republicana (ERC), también consideró urgente la separación nítida entre el Estado y todas las confesiones religiosas.

CiU y el PP rechazaron la iniciativa, aunque ni Joaquim Ferrer (CiU) ni Francesc Vendrell (PP) efectuaron grandes muestras de adhesión a los acuerdos con la Santa Sede. Ferrer reprochó a los socialistas que no hubieran modificado los acuerdos en sus casi 14 años de Gobierno, y Vendrell insinuó en varias ocasiones que él tampoco acaba de encontrarse cómodo con el actual marco, pero consideró 'demagógicos' los argumentos de la izquierda.