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Columna
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Culpables

Conozco a una mujer que, sin ser adicta a la culpa, siente cierto grado de responsabilidad ante las situaciones de injusticia. Agradecida por el hecho de disfrutar de una situación económica boyante y de una vida familiar feliz, esta conocida mía entrega gran parte de su tiempo y no poco dinero a una institución solidaria dedicada a ayudar a los inmigrantes no regularizados. Como muchos otros, conseguía salir adelante a base de pactos consigo misma y cierta atención a los demás.

Ayer apareció en mi casa, desencajada. En estos casos, los ingleses ofrecen una taza de té. Yo suelo servir whisky en una taza de té. Les aseguro que también funciona.

-Estoy desesperada -dijo, sorbiendo ávidamente el preciado líquido-. Soy culpable de que la delincuencia haya aumentado en un 10% durante el año pasado. Resulta que estoy contribuyendo a que sigan vivos los inmigrantes a quienes el Gobierno no da papeles, lo que les empuja, como es natural, a cometer delitos.

-Vaya.

-Hay más. Como sabes, dispongo de una segunda vivienda, una casita preciosa en la costa, que sólo ocupo durante los fines de semana y los periodos vacacionales.

-¿Qué tiene que ver?

-¿No lo has leído? Es una tentación para los ladrones, que ahora pueden robar no sólo en la primera, sino también en la segunda vivienda, con el consiguiente aumento de delitos. Lo peor de todo es que, habiendo sido víctima de un robo en mi piso, como ya te conté, lo denuncié por Internet, aprovechando las facilidades que ahora nos dan para presentar denuncias por tierra, mar y aire. Lo cual, de forma inevitable, añadió un delito más al índice de 2001. Pero eso tampoco es todo: como soy socialista y catalana y estoy contra la globalización puramente mercantil, voy a manifestarme durante la cumbre de Barcelona, y posiblemente la haré fracasar, delito de lesa patria que me resulta insoportable, aunque no lo contemple el Código Penal.

-Yo que tú me entregaría a las autoridades.

-Lo he pensado. Sin embargo, no puedo hacerlo. Hay una razón fundamental que me lo impide. Que tal como echa las cuentas este Gobierno, eso también incrementaría el índice de delitos.

Le serví otro té de malta.

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