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¿Alguien tiene una fórmula mejor?

Todo el mundo no tiene por qué compartir las mismas prioridades. Habrá quien piense, desde la resignación, que el actual mapa político del País Valenciano, con un gobierno del Partido Popular con tendencia a convertirse en régimen, es un mal necesario y cíclico. Ante la adversidad, pues, paciencia, buenos modos y buena cosa de desideologización (centrismo, le llaman) con la esperanza de que las masas volverán al redil que no debieron abandonar nunca. Una feliz circunstancia que, seguramente, coincidirá con la inquietud que genera en la gente descubrir agujeros en la economía familiar.

La cosa, por supuesto, es mucho más compleja: ni la realidad social, aquí y en muchos otros sitios, se ajusta a este esquema de bipartidismo perfecto, ni se dan las condiciones, a corto y medio plazo, de que la primera fuerza de la oposición consiga por sí sola devolver a los populares a las tareas de oposición.

Y si alguien piensa que los años de más que le concedamos al PP para llevar adelante sus proyectos no van a tener repercusiones en el futuro, conviene que vaya descendiendo de la nebulosa: en materia medioambiental, de cohesión social a través de los grandes servicios públicos, de racionalidad en el gasto, de respeto a la pluralidad política y cultural y al carácter de nacionalidad histórica, este país ha experimentado en menos de dos legislaturas un importante retroceso. Dejando abierto el proceso durante una o dos legislaturas más, nos daremos de bruces con una realidad imposible de revertir desde planteamientos progresistas, dicho lo cual sin ningún ánimo de alarmismo. Un repaso, un día cualquiera, a los medios de comunicación, ratifica esta sensación que comparte un sector importante de nuestra sociedad.

Para la formación política que represento, la prioridad es impedir que el PP se eternice en el poder y, en la medida de nuestras posibilidades, acelerar al máximo la configuración de una alternativa de gobierno progresista y plural que recoja las aspiraciones del mundo de la izquierda, el ecologismo y el valencianismo político. De esta intención, la de impedir que ningún voto progresista se pierda por el camino, nace la Entesa, que ya ha comenzado a caminar como proyecto con la participación de Esquerra Unida, Els Verds y Esquerra Valenciana pero que sigue abierto al resto de fuerzas políticas a la izquierda del PSPV-PSOE y a futuras colaboraciones con los socialistas. En Baleares esta posibilidad se veía como muy lejana hace apenas dos o tres años pero, por fortuna, se han dado las condiciones para generar un gobierno progresista con resultados muy alentadores.

Es posible y no existe otra alternativa, aunque estamos abiertos a que alguien proponga fórmulas mejores. El juego y la estrategia del PP pasa por tener a la izquierda dividida y expulsar de las Cortes Valencianas la pluralidad porque sabe que, en un mano a mano con los socialistas, se garantiza permanecer en el poder mucho más tiempo. Eso, de ser así, no nos saldrá gratis.

Joan Ribó es coordinador general de Esquerra Unida.

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