Los directores quieren más autonomía, más poder ejecutivo y menos burocracia
La autonomía real de los directores no ha llegado a los centros y el trabajo de director está mal pagado e implica mucho esfuerzo, resaltan los responsables de los centros. Además, la burocracia diaria es pesada, tanto para imponer disciplina como para tratar asuntos económicos y de funcionamiento del centro.
Ismael, alumno de Leganés: 'Así es como vas aprendiendo, con el castigo pedagógico. Si has hecho un grafito y sabes el esfuerzo que es quitarlo, pues la próxima vez te lo piensas. Expulsar no vale; mejor, ya no tengo clase'.
La orientadora del centro de Leganés, Sara Acuña, dice: 'En psicología sabemos que lo más importante de un castigo es la inmediatez y la reparación del daño. Necesitamos competencias y un reglamento de régimen interior que nos permita hacer eso. La autoridad la ganas tú pero el poder del director hay que darlo. Sin embargo, es imporante que los castigos sean siempre reparadores'.
El director de este centro, Jesús Abad, explica que 'la tendencia actual es buscar equipos para dirigir, el trabajo es cada vez más sofisticado, más complicado, requiere de conocimientos de contabilidad, informáticos, de derecho'. Y resalta que el trato con los compañeros también es difícil. 'Te eligen director o te nombran, pero luego vuelves; estás un poco vendido. Además, necesitas unos conocimietos distintos a los de la carrera docente'.
La directora del instituto Sant Josep de Calassanç de Barcelona, Núria Gelonch, explica que 'el 70% de los directores de Barcelona están designados a dedo. Nadie quiere dirgir, y entre ellos me cuento yo. Y no es por un problema económico. No tenemos ningún apoyo externo cuando decimos que necesitamos un profesor más de una asignatura troncal, para desdoblar por ejemplo de catalán -y digo de catalán porque en Cataluña hacen bandera de esta asignatura-, y no te lo dan'. Sin embargo, ni esta directora ni los profesores ni los padres de alumnos de este centro están de acuerdo con que sea la Administración la que nombre al director. Lo que plantean son graves problemas de infraestructura. 'Un instituto de estas dimensiones es como una gran empresa, aquí se mueve mucho dinero y hay mucho trabajo de administración. Habría que crear la figura de una especie de gerente', añade Gelonch.
En el instituto de Santiago de Compostela dicen que no caería bien un director designado directamente por la Administración. 'Un centro educativo no puede estar en manos de un burócrata', afirma el profesor López Fariña. Para Rubén, estudiante de primero de bachillerato, la cuestión está clara: 'Al director debemos elegirlo entre todos, incluidos los alumnos'.
La directora del instituto de Vitoria, Marieli Otaduy, opina que económicamente el cargo de director debería estar más incentivado (la diferencia bruta de lo que cobra ahora de más como directora son 40.000 pesetas mensuales). 'En julio hay que dejar el centro organizado, con la lista del profesorado que necesitas. Eso nos obliga a estar al pie del cañón hasta el 29 de julio. Es un trabajo que hay que pagarlo. Si se incentivara económicamente, habría más candidatos'.
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