La bienal catódica
El próximo 7 de marzo y hasta el 26 mayo, el Whitney presentará la que promete ser la bienal más amplia de los últimos 20 años. Figuras reconocidas y artistas noveles, en total 113 seleccionados, esencialmente norteamericanos, expondrán en el museo neoyorquino lo último de sus obras en una muestra que dedicará especial interés a las formas acústicas, cinematográficas y cibernéticas.
'Habrá expresiones más variadas que en ediciones anteriores', asegura el comisario de la bienal, Lawrence Rinder, 'es el caso del arte acústico. Como ya han demostrado las galerías en los últimos años, se está convirtiendo en una corriente cada vez más completa'.
Esta vez el Whitney llevará el arte a la calle, algo poco habitual en Nueva York. Cinco obras de Kiki Smith, Keith Edmier, Kim Sooja, Roxy Paine y Brian Tolle se repartirán por Central Park para sorprender a los transeúntes. 'No es una idea nueva, se ha hecho muchas veces en Europa, en Munster o en la Documenta', comenta Rinder, 'siempre he pensado que el arte en sitios públicos es una experiencia muy interesante. El parque es un lugar idóneo, mezclaremos el arte antiguo y el más reciente'.
'El arte acústico se está convirtiendo en una corriente cada vez más completa', afirma Lawrence Rinder
A la entrada del zoo, Smith presentará un grupo en bronce de sirenas y arpías, mitad mujeres mitad pájaros; Paine expondrá un gigantesco árbol de metal brillante, mientras que Edmier ha elegido un tema más tradicional, un monumento a los caídos de la Segunda Guerra Mundial.
Entre los otros nombres estelares que expondrán este año figuran Vija Celmins, objeto de una exposición en el Whitney en 1995, y que esta vez explora la poesía de las telas de araña; Vera Lutter, conocida por sus descomunales fotos de paisajes urbanos; Christian Marclay, una figura de la música experimental desde los setenta, Collier Schorr o Lorna Simpson.
'Como todas las bienales, hemos mezclado lo absolutamente desconocido con nombres más populares, pero esta vez, hemos agrupado las obras en tres temas: ser, espacios y tribus, cada uno en un piso. No se trata de definir los temas, sino de dar coherencia a la muestra', asegura Rinder.
La variedad de obras es amplísima. El colectivo Destroy All Monsters retoma la estética exagerada y colorista del arte pop para inmortalizar el legado musical y televisivo de Detroit de los años setenta; Omar Fast rinde homenaje al claustrofóbico mundo de un pueblecito de Montana en sus instalaciones en vídeo; otro colectivo estadounidense, Forcefield, recurre a material industrial reciclado para crear piezas espectaculares; Christian Jankowski pidió la ayuda de un televangelista para su Holy Artwork (arte sagrado), un sermón grabado y emitido en los estudios de una televisión local en San Antonio.
Hirsch Perlman se encerró en una habitación de su casa, en uno de los distritos de Los Ángeles, y se filmó durante días, con su cámara como único testigo. Judith Schaechter crea unas obras caleidoscópicas de luz y reflejos con trozos de cristal soldado; Gerry Snyder retoma la historia bíblica de Lot en sus paneles al óleo. Y así en los tres pisos del museo.
'La muestra es muy ecléctica y diversa, pero la tendencia general es que las obras no tratan tanto de construir una individualidad social sino que reflejan pensamientos más existenciales, se plantean problemas humanos fundamentales. Aunque no retraten al propio artista abordan preguntas sobre la condición humana', comenta Rinder.
'Los artistas exploran una gran variedad de medios y nuevas tecnologías que les dan una libertad sin precedentes, pero al mismo tiempo ha resurgido un interés por las técnicas más tradicionales y viscerales'.
Este año acoge además a un gran número de artistas extranjeros: Chan Chao expone a través de sus fotografías la tragedia de los refugiados en Myanmar (antigua Burma); Conor McGrady expresa en sus dibujos su ardua existencia en Belfast; Yun-Fei Ji retoma el arte tradicional de la caligrafía china. Son algunos de los representantes de los 23 países incluidos en la bienal.
Se dedicará amplio espacio al arte cibernético. 'La selección de la bienal quiere mostrar la variedad de formas y temas de este arte', explica Christiane Paul. 'Incluye desde juegos y narrativas hasta robótica o artefactos. Los artistas usan Internet ahora de forma tan variada, como parte de una instalación o como soporte de sus obras, que el término 'arte de Internet' o 'arte basado en la web' abarcan más que una sola realidad, un flujo constante de ideas'.
Como todos los museos de la ciudad, el Whitney se vio afectado por el 11 de septiembre e incluso tuvo que despedir a parte de su personal. Ninguna de las obras retomará sin embargo los efectos de la tragedia. 'El 95% de las obras se eligieron antes de los atentados. Yo volví de mi gira de cuatro meses por Estados Unidos en la noche del 10. Creo que al contrario, la exposición mostrará cómo era el mundo antes de aquella fecha', dice Rinder. 'La noche de aquel día, me pregunté si todo esto era realmente relevante, y creo que lo es'.
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