La papeleta de un catedrático valió como las de siete alumnos

El resultado del primer proceso electoral realizado en una universidad española por el procedimiento del sufragio universal ponderado impuesto por la controvertida Ley Orgánica de Universidades (LOU) ha arrojado datos tan curiosos como que la papeleta válida emitida de un catedrático, por ejemplo, ha equivalido a siete votos de los estudiantes. Y eso pese a la baja participación estudiantil en los comicios.

Esto sucede por varias razones, entre otras porque el conjunto de los votos emitidos a favor uno de los candidatos por parte de los catedráticos y titulares pesa el 51%, mientras que el del colectivo de los estudiantes tiene un valor ponderado del 26%. Así las cosas, con el recuento en la mano de todos los 'votos válidos emitidos' según la ley (es decir, sin contar los votos blancos, ni los nulos) y, en función de la participación habida tan desigual por estamentos, ha aumentado el valor de unos votos y se ha reducido el de otros. De hecho, uno de los datos más significativos de participación es que mientras entre los catedráticos ha votado el 86,94% del censo, entre los estudiantes la confluencia a las urnas no ha llegado al 12%. En anteriores citas electorales para elegir los miembros del claustro, según la derogada LRU, el porcentaje de participación estudiantil ha rondado casi siempre el 14% y hasta un 20%, si se trataba de la elección del claustro que había de elegir rector.

Sorprendió, aunque menos, el bajo porcentaje de participación de los profesores no doctores (poco más del 54%). En consecuencia, la abultada cifra de abstención en términos absolutos (10.000 votantes en un censo de 56.000 personas) hay que adjudicarla básicamente al colectivo estudiantil, que aglutina 50.000 electores, de los que sólo votaron 5.311. Representantes estudiantiles y también profesores achacaban ayer el descenso de participación a una 'abstención activa', como protesta contra la LOU y el sistema electoral impuesto.

El nuevo rector, Francisco Tomás, se apresuró a 'lamentar la falta de participación estudiantil', algo que ambos candidatos temían de antemano, entre otras cosas por la dificultad de llegar a un colectivo tan amplio en una campaña electoral abierta. Tomás anunció el propósito de no escatimar 'esfuerzos para vincular al colectivo estudiantil en los procesos de participación y representación de la universidad'. En ambos equipos no se ocultaba la preocupación por los efectos de división del voto que la LOU ha causado en su primera aplicación efectiva.