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Reportaje:

Unidos por la justicia mundial

La Universidad de Alicante acoge la sede central de la recién creada Fundación Justicia en el Mundo

La teoría de división de poderes promulgada por el filósofo Montesquieu supuso el principio del fin de los absolutismos europeos. Hasta entonces, la concentración de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial en manos de los monarcas propició formidables injusticias sufridas por los pueblos. Hoy, la salvaguarda de la independencia de la Justicia con respecto a los otros ámbitos de poder se ha convertido en la primordial preocupación de los profesionales de la judicatura más allá de fronteras, culturas y religiones. Esta inquietud motivó en 1953 el nacimiento en Salzburgo (Austria) de la Unión Internacional de Magistrados.

El órgano, de carácter apolítico y con status consultivo por los estados, está integrado por las asociaciones de jueces más representativas del ámbito internacional, que aglutinan a más de cien mil jueces de 63 países de los cinco continentes.

Para cumplir su objetivo básico de garantizar los derechos humanos y las libertades públicas, la Unión constituyó la Fundación Justicia en el Mundo, cuya sede principal se ubica desde ayer en la ciudad de Alicante. Si bien la citada fundación es una entidad española y gestionada por españoles, está al servicio de los magistrados de todo el mundo y de todos los sistemas judiciales. La decisión de emplazar la delegación de la Fundación Justicia en el Mundo en las instalaciones que la Universidad posee en el centro de la ciudad de Alicante es fruto de un convenio de colaboración suscrito en septiembre del pasado año entre su presidente, el magistrado Ramón Rodríguez Arribas, y el rector de la institución académica, Salvador Ordóñez.

Durante el acto celebrado ayer, Arribas expresó su 'satisfacción' por contar con esta nueva sede que, además, funcionará como oficina central del Instituto Internacional para el Poder Judicial en Alicante.

La Fundación Justicia en el Mundo es el órgano que facilita la comunicación directa y personal entre los magistrados de todo el mundo. Las posiciones de la fundación en determinados asuntos controvertidos del ámbito judicial gozan de gran consideración entre los magistrados, merced al notable prestigio internacional que ha cosechado desde su creación.

Tal es así, que la fundación distingue con su premio anual Justicia en el Mundo a una figura destacada por su integridad ética y profesional en el ejercicio de la carrera judicial. El único español que ha sido premiado con este galardón ha sido el ex presidente del Consejo General del Poder Judicial Federico Sainz de Robles, quien en junio del pasado año fue homenajeado por su 'extraordinaria' carrera profesional.

Entre el listado de los distinguidos por la fundación figura Aharon Bark, presidente de la Corte Suprema de Israel. Su elección en mayo de 1999 generó una profunda controversia. Amnistía Internacional fue una de los instituciones más críticas con esta decisión, al entender que Barak, con su actuación, 'ha convalidado el uso legal de métodos de tortura y la detención por tiempo indefinido de personas para ser utilizadas como elementos de cambio'. Pese a este episodio, la fundación sigue estando acreditada entre los magistrados como 'uno de los caminos más eficaces para implantar la justicia en el mundo', según Federico Sainz de Robles, ya que es considerada como el vehículo de comunicación directa entre los jueces de cualquier parte y sistema.

Tras la inauguración de la sede en Alicante, comenzó la reunión plenaria de la junta académica de la Fundación Justicia en el Mundo, que continúa hoy y en la que participan miembros de la Universidad alicantina. Alrededor de 30 juristas, magistrados y catedráticos de todo el mundo reflexionan sobre las causas y remedios del retraso judicial, entre otras cuestiones.

Si el filósofo Montesquieu levantara la cabeza comprobaría que la aplicación de su teoría sigue siendo, dos siglos después, motivo de desvelo para muchos.

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