Alqueva se llena

El mayor embalse de Europa, situado en el tramo portugués del río Guadiana, ha cerrado sus compuertas hace 15 días, tras 45 años de proyectos aplazados. Será una revolución agrícola y turística no sólo para la región del Alentejo, la más pobre del país, sino para todo el sur de Portugal. Los ecologistas sostienen que la inmensa reserva de agua provocará, a cambio, una catástrofe medioambiental que acabará con hectáreas de vegetación y millares de aves y mamíferos de la zona.

Las proporciones de este lago artificial son realmente impresionantes. El embalse de Alqueva tendrá 83 kilómetros de largo, 1.100 de márgenes y cubrirá un área de 250 kilómetros cuadrados con una capacidad total para 4.150 millones de metros cúbicos de agua que surtirá a 110.000 hectáreas de nuevos regadíos. Una vez finalizada, la obra dispondrá de 680 kilómetros de canales para la red primaria y 4.400 para las redes secundaria y terciaria, con otros 16 pequeños lagos y una central hidroeléctrica con capacidad para distribuir energía a una ciudad de 180.000 habitantes. Hasta el momento, la obra ha costado 433,2 millones de euros y se estima que alcanzará los 1.800 millones de euros en el 2025, fecha fijada para el final del proyecto.

Empresas españolas han comprado 15.000 hectáreas para plantar naranjas

Los objetivos prioritarios del embalse serán proporcionar agua en un 45% a los campos de maíz, girasol y trigo, un 30% para olivares, un 20% para frutas y hortalizas, un 7% para la ganadería y un 5% para los viñedos, sin descartar el riego de campos de golf y alojamientos turísticos. A cambio, el proyecto ya ha causado un alto impacto social con el cierre de una fábrica de papel que estaba prevista trasladarse al norte del país, pero cuyo futuro es incierto, y la desaparición de la aldea da la Luz, que está siendo construida en un nuevo emplazamiento con un costo de 39 millones de euros. Por su parte, los grupos ambientales afirman que el embalse provocará 'el mayor desastre ecológico y económico de todos los tiempos en Portugal' al tener que talar 540.000 encinas y 130.000 olivos, y desaparecer millares de aves y mamíferos de diversas especies. En el área española, el embalse inundará 3.600 hectáreas de terreno, destruirá millares de encinas y sumergirá 25 kilómetros de vegetación, un importante yacimiento de arte rupestre, una pequeña ciudad romana y 23 antiguos molinos harineros, además de destruir el hábitat de diversas especies animales en peligro de extinción.

El presidente de Quercus (asociación portuguesa para la defensa del medio ambiente), José Paulo Martins, afirma que los ecologistas no se oponen 'a la construcción de embalses ni a la utilización del agua de los ríos, sino simplemente el uso correcto de esos medios'. A su juicio, la elevación de las aguas hasta la cota 152, en vez de hasta la 139 como máximo, provocará 'un desastre ecológico innecesario' dado que ese límite sería suficiente para regar todas las tierras previstas y reduciría notablemente el impacto ambiental del lago. Por su parte, los responsables de la empresa constructora sostienen que esos metros de diferencia son imprescindibles puesto que la central hidroeléctrica sólo es viable a partir de la cota 135 y dos años de sequía impedirían el normal funcionamiento del sistema de regadíos con el nivel de agua reclamado por los ecologistas.

Los constructores sostienen que la tala de vegetación en Alqueva es esencial para preservar la futura calidad de las aguas. El proyecto prevé la tala de 1,2 millones de árboles y la progresiva reforestación de 9.600 hectáreas, que, a juicio de los grupos naturistas, 'no se está cumpliendo'.

Centros turísticos

[La presa de Alqueva figuraba en los acuerdos que España firmó con Portugal hace décadas para el aprovechamiento conjunto de los ríos fronterizos. La mayoría de los proyectos españoles ya están ejecutados, mientras el de Alqueva se ha puesto en marcha con mucho retraso. El complejo no se limita a la presa, la más grande de Europa y situadaaguas abajo de la de La Serena, en Badajoz, que es la más grande de España. Consta también de varios embalses de menor envergadura y 2.285 kilómetros de canalizaciones].

Por otro lado, el proyecto ya ha provocado que diversas empresas y cooperativas agrícolas españolas hayan comprado, hasta el momento, cerca de 15.000 hectáreas de terreno en Portugal con el objetivo de explotar sus futuros campos de naranjas y aceitunas, sin descartar algunos centros turísticos destinados a la práctica del golf. El ministro de Obras Públicas en 1996, el socialista Joao Cravinho, ha subrayado que la construcción del embalse se decidió en esas fechas sin tener confirmado el apoyo económico de la UE porque, a su juicio, el proyecto fue considerado imprescindible para el desarrollo del sur del país y teniendo en cuenta que el agua será un recurso clave en el siglo XXI.