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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

Alcaldes de Batasuna no irán a las elecciones si ETA sigue matando

Temor en la coalición a un nuevo revés electoral

Alcaldes y otros cargos locales que comparecieron en las últimas elecciones municipales con EH están presionando a la dirección de Batasuna para que pida y obtenga un alto el fuego de ETA, bajo la advertencia de que si continúa la violencia no encabezarán o figurarán en sus listas en los comicios de 2003. Otros aseguran que ni mediando una tregua repetirán. Las municipales han sido históricamente las elecciones más importantes para la izquierda abertzale y en ellas ha tenido siempre sus mejores resultados. En 1999, en plena tregua, superó sus mejores expectativas con 220.000 votos. Entre los alcaldes que no repetirían se cita a los de Tolosa, Andoain, Billabona, Hernani y Oiartzun, municipios emblemáticos para Batasuna.

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El temor a sufrir un auténtico desastre electoral en 2003 ha influido mucho en la reorientación que apunta el último documento de Batasuna, presentado hace un mes en Pamplona, y que quiere ser una recuperación de la iniciativa política, al mismo tiempo que un bálsamo para su complicada situación interna. El descontento, la confusión y la desorientación alcanzaron el cenit el pasado noviembre y obligaron a abrir un debate que fructificó en aquel documento y en otro que se anuncia para abril.

Miembros de Batasuna extienden a 'muchos comités locales' ese malestar de los electos, y los partidos vascos que conservan alguna relación con los radicales están al cabo de la calle de esa preocupación: 'No tendrán problemas para presentar listas, pero será con cuatro jóvenes de Segi, no con candidatos de arrastre como en 1999', señala un miembro de la ejecutiva del PNV, conocedor de la situación.

Esa preocupación, sin embargo, pasará ahora a segundo plano, según fuentes internas de Batasuna, ante la amenaza de ilegalización de la formación, que podría conducir, predicen, a un nuevo 'cierre de filas'.'La línea política de Batasuna la está marcando Villar', ironiza un militante descontento, en referencia al delegado del Gobierno en el País Vasco y a la política 'puramente reactiva, defensiva y falta de toda iniciativa' que se intenta rectificar con ese documento de enero y que la sombra de la ilegalización dejará, a su juicio, en 'papel mojado'.

La situación en que tendrán que comparecer a las elecciones se contempla, por consiguiente, con gran preocupación en Batasuna. Los más proclives a la acción puramente política desean un alto el fuego que, a su entender, tendría que producirse ya, con al menos un año por delante hasta la cita electoral para hacer olvidar el sangriento pasado inmediato y dotar de credibilidad al nuevo escenario.

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Enfrente tienen a quienes lo consideran una 'tregua rendición', se oponen al planteamiento y apostarían, en todo caso, por una tregua táctica y lo más cerca posible de las elecciones. De lo que opina ETA, por ahora sólo hablan sus atentados, mientras el malestar interno crece en paralelo a ellos. El que costó la vida a dos agentes de tráfico de la Ertzaintza, madre de tres hijos una de ellos, ha sido el último gran revulsivo.

Entre los actuales alcaldes que no repetirían se cita, en distintas fuentes consultadas, a los de Tolosa, Andoain, Billabona, Hernani y Oiartzun, en Guipúzcoa. Todos son municipios emblemáticos para la formación de Arnaldo Otegi y casi todos aceptaron encabezar las listas abertzales como independientes en plena tregua de ETA y con el señuelo del proceso Batasuna, inicialmente concebido como un proceso de agrupamiento destinado a la reconversión de EH en partido.

Desde que ETA volvió a las armas, muchos de los electos abertzales, especialmente estos alcaldes que se implicaron animados por la tregua, se han movido en la incomodidad, agudizada en aquellos municipios donde han debido hacer frente a traumáticos atentados de ETA, con sus salones de plenos repletos de vecinos que les reprochaban su silencio o su cobardía. Así ocurrió con Antton Izagirre, en Tolosa, con el asesinato del ex gobernador Juan María Jáuregui, o con Jose Antonio Barandiarán, en Andoain, al tener que hacer frente al del periodista José Luis López de Lacalle. Alguno se desmarcó leyendo un comunicado propio, pero todos continuaron en el cargo. 'Quizás el hecho de estar en contra de la violencia sea lo único que les une; en cualquier caso, ellos coinciden frente a la dirección', afirma una fuente interna destacando la importancia de esta unidad, aunque sea difícil valorar la trascendencia que pueda tener en el futuro y otros piensen que la perspectiva de ilegalización de Batasuna les desautoriza y desactiva.

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