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Entrevista:JOAN CLOS | Alcalde de Barcelona

'La bicapitalidad de España duele al nacionalismo español y al catalán'

Barcelona desea una Carta Municipal. Ya la tuvo entre 1957 y 1986, año en el que quedó parcialmente abolida y se empezó a trabajar en otra que aún no está aprobada. Los grupos municipales, incluido el PP, votaron a favor en el Ayuntamiento. Lo mismo sucedió en el Parlamento catalán. Pero el Gobierno central dice opinar de modo diferente y la ha frenado. El alcalde barcelonés, Joan Clos, defiende la necesidad de un nuevo marco legislativo para la ciudad.

Barcelona ha vuelto al primer plano de la actualidad política por la polémica sobre la Carta Municipal de la ciudad. El último asalto lo ha ganado el alcalde Joan Clos, pero el combate no ha terminado. Sus ideas sobre el futuro son tan claras como ambiciosas.

'El proceso autonómico ha focalizado la mirada en este ámbito y ha olvidado lo local'
'Una región de 4,2 millones de habitantes necesita una cadena de televisión'

Pregunta. En 1957 José María de Porcioles, que era alcalde de Barcelona, fue a ver a Franco y volvió con una Carta Municipal.

Respuesta. De Porcioles consiguió la Carta y la Corporación Metropolitana. Madrid había realizado un proceso de absorción de las poblaciones vecinas. Empezó en 1948 y terminó en 1954, y de 68 pasó a 607 kilómetros cuadrados. De Porcioles pensó que tenía que hacer una Barcelona competitiva.

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P. Pero ¿qué es la Carta?

R. La Carta es financiación, más autoridad para el alcalde y planificación urbanística. Y la Corporación Metropolitana.

P. ¿Qué piden hoy de nuevo?

R. La idea de hoy es que se debe plantear un paso adelante e incorporar la justicia local, mayor grado de participación en el puerto y en el aeropuerto, un nuevo capítulo de financiación, con participación en los impuestos generales, y la recuperación de la capacidad urbanística.

P. ¿Y esto en qué afecta al ciudadano?

R. En mucho, porque mejora la eficacia de la Administración. Por ejemplo, con la creación de una justicia local podemos distinguir entre el que delinque la primera vez y aplicar la justicia rápida, y quien lo hace cinco veces. Es la justicia de paz de los pueblos. Las ciudades no tenemos justicia de paz y para cualquier tontería hay que ir a la justicia ordinaria.

P. ¿Quién teme la Carta, que precisa 16 años de gestación?

R. El Gobierno central y el de la Generalitat. La Carta afecta a la legislación autonómica, y por eso hay un tramo aprobado por el Parlament. También implica la modificación de leyes generales. No es cierto que afecte sólo a la autonomía como dice el PP, sino que afecta también al Estado. Hay que cambiar la ley de bases, la ley de procedimiento administrativo, el régimen de financiación.

P. ¿Cuál es la aspiración de Barcelona?

R. Aumentar el peso de la Administración local en España. En Alemania es del 25% del gasto público y en Francia e Inglaterra es del 45%. Nosotros estamos en el 15%. El proceso autonómico ha focalizado la mirada en este ámbito y ha olvidado lo local. Los ayuntamientos reivindicamos capacidad de decisión en seguridad, en enseñanza, en servicios sociales, en medio ambiente y en vivienda.

P. ¿Y esto no puede tenerlo también Valencia o Madrid?

R. Claro. ¡Ánimo! Barcelona es la capital de Cataluña, ciudad industrial importante, cuna de la industrialización de España. Y tiene una aspiración política, que es tener un régimen especial. No digo que queramos ser diferentes; digo que nos ofrecemos a ser diferentes, que no es lo mismo. Por ejemplo en el puerto. Después de muchas batallas, el Gobierno catalán ha logrado participar en la elección del presidente. Esto ya debería ser del Ayuntamiento. Y también la gestión del aeropuerto.

P. La gestión local del puerto y el aeropuerto ¿tiene perspectiva de llegar a algún sitio?

R. Sí.

P. ¿Cuándo?

R. Cuando gobernemos quienes creemos en la descentralización y en otorgar más capacidad a los ayuntamientos.

P. Usted ha dicho que CiU es poco proclive a realizar transferencias a los municipios.

R. En efecto. Ellos plantean un problema nacionalista. Yo hablo de una reforma del Senado y de otorgar amplios grados de descentralización a los municipios. Esto es distinto de hacer una Administración autonómica potente y celosa. CiU está en el proceso de constituir una nación. Mi propuesta es acercar la Administración al ciudadano.

P. ¿Cómo encajan los poderes central y autónomo la idea de la bicapitalidad?

R. Mal. Es algo que hace daño a los nacionalistas, sean del color que sean. Duele al nacionalismo español y también a los nacionalistas catalanes, a quienes sabría mal que tuviéramos una gran capital que no fuera de estricta obediencia. Pero la bicapitalidad existe. Si se toma una fotografía por satélite de la realidad urbana de Barcelona, se comprueba que es tan grande como la de Madrid y que en España no hay otra como éstas. Que España tiene dos núcleos urbanos de 4,2 millones de habitantes es una realidad geográfica, fotográfica, física. No es metafísica. Lo que ocurre es que políticamente esto no complace a según qué ideologías y se recurre a excusas y discursos para negar esta evidencia.

P. La Corporación Metropolitana era una agrupación de 23 municipios, abolida por Convergència, ¿La están reconstruyendo por la vía de los hechos?

R. Claro. La realidad se impone. No podemos resolver cada alcalde por su cuenta el transporte metropolitano, el abastecimiento de agua, el problema de los residuos. Cuando se disolvió la Corporación Metropolitana, creamos entidades que se ocuparan de esto. Lo único que no hemos podido reconstruir es la planificación urbanística.

P. ¿Consolidar este nuevo poder metropolitano es una de las estrategias del Ayuntamiento?

R. Sí, porque no puedo gobernar la ciudad en solitario. Los alcaldes estamos abocados a trabajar conjuntamente. Por ejemplo, el plan de hoteles: ya lo hemos pactado con los otros ayuntamientos. No podía ser que no hubiera hoteles en Badalona, en Santa Coloma, en L'Hospitalet, en Cornellà. ¿Qué ocurre cuando el Espanyol dice que se marcha de Barcelona? Va a Cornellà. En Madrid esto es territorio municipal. Nadie diría que el club se va del municipio.

P. ¿Está usted proponiendo un gobierno local supramunicipal?

R. Sí. Supramunicipal. No pretendemos la anexión que hizo Madrid en los años cincuenta. Queremos que cada ciudad mantenga su proyecto, su identidad, su capacidad de afirmación.

P. ¿Es lo que usted llama una ciudad de ciudades?

R. Efectivamente. Barcelona ha crecido en torno a núcleos preexistentes. Pero la idea es que tiene que haber un gobierno local, supramunicipal. Y aquí es donde históricamente se ha producido la disputa con CiU. Los nacionalistas defienden que todo lo que sea supramunicipal debe ser autonómico. Creen que sólo puede haber dos administraciones: la autonómica y la local. No conciben administraciones locales supramunicipales.

P. ¿Hay consenso para ello?

R. Consenso municipal, no de los partidos.

P. Además de la falta de Carta y de un gobierno metropolitano, ¿qué otros puntos débiles tiene Barcelona?

R. Nos faltan grandes empresas y potencia en sectores estratégicos: televisión, telecomunicaciones y finanzas. No tenemos un emisor de televisión para toda España que tenga origen en Cataluña. Una región metropolitana de 4,2 millones de habitantes necesita una cadena de televisión, porque, si no, toda la nueva economía vinculada a la publicidad y similares se va.

P. ¿Con qué aliados cuenta el Ayuntamiento para estos objetivos?

R. Lo grave es que estas grandes operaciones sólo se pueden hacer sumando esfuerzos. Hace falta una industria y una empresa con ganas de hacerlo. Y un sector financiero dispuesto. Pero a veces hay oposición política para impedirlo.

P. ¿No cree que es más un problema de autonomía de decisión? Si pudiera autorizar una televisión, ¿no la tendría al día siguiente?

R. Claro.

P. Entonces, no es tanto un problema financiero como de autonomía política.

R. Clarísimamente. Es lo que ocurre en el aeropuerto. El cash flow del aeropuerto de Barcelona paga sobradamente su ampliación, pero no podemos decidirla.

P. ¿No es un problema añadido que no se da en Madrid el recelo entre el Ayuntamiento y el Gobierno catalán?

R. Es que para la Comunidad de Madrid la ciudad es un activo. La comunidad autónoma de Madrid ¿de qué puede ufanarse? De Madrid. El problema que tienen allí es que los dos hacen de alcalde.

Joan Clos, en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona.
Joan Clos, en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona.CARLES RIBAS

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