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Reportaje:

60 años impresos

El diario 'Jaén' conmemora su aniversario con una exposición sobre su evolución tecnológica

Francisco Fontecha no puede olvidar que el salto en la impresión de una línea en el diario Jaén le supuso tres días de suspensión de empleo por dejar en ridículo a la esposa de Francisco Franco. La linotipia le jugó una mala pasada y en lugar de decir que Carmen Polo de Franco había recibido 'un precioso ramo de flores', salió publicado un texto en el que se decía que la señora había recibido 'a un precioso Antonio Calvo', por entonces alcalde de la capital.

Fontecha, que durante 37 años trabajó en el Jaén, recordó ayer la anécdota durante la inauguración de una exposición en la que se conmemoran los 60 años de vida de este diario provincial y que permanecerá abierta hasta el 31 de marzo en el Museo Provincial. Junto a Fontecha, Tomás Calero Ruiz, que comenzó a trabajar en el diario desde su primer número, allá por marzo de 1941, recordaba una 'dura vida de periodista' que le llevaba a trabajar durante la mañana recorriendo pueblos en busca de publicidad y durante la noche le encerraba en la redacción hasta las cinco o las seis de la mañana.

Para Calero su peor recuerdo profesional lo encarnó 'la censura', que obligaba diariamente que se revisasen los contenidos del periódico antes de salir a la calle, y el mejor en 'la consideración' que, en aquellos años, tenía un periodista. 'Llegaba uno a un pueblo y le trataban como una autoridad, salía a recibirnos el alcalde y no sacaban la banda de música por pura casualidad'.

El director actual del diario, Juan Espejo, destacaba ayer que la celebración del 60 aniversario supone mostrar la historia pero, sobre todo, pretende ayudar a construir un futuro 'para Jaén, por Jaén y con Jaén'.

Pero ayer era un día para recordar. Sobre todo lo bueno. Cosas como el primer artículo que publicó en su carrera Antonio Muñoz Molina, o la exclusiva mundial sobre la muerte de Manolete a las cinco de la mañana del 29 de agosto de 1947, en Linares y sobre la que los lectores del Jaén pudieron leer al día siguiente, antes que nadie.

Calero, Fontecha y Alfredo Margarito, que llegó a ser gerente del diario Jaén cuando dejó de ser un medio de comunicación del Estado, hacían ayer un viaje mental desde sus peleas con la linotipia, pasando por la llegada de los teletipos y las rotativas ultrarápidas y culminando en los ordenadores actuales, algo que, dicen, les queda muy lejos. Ya no están en activo, pero son parte indisoluble del periódico, de un Jaén que empieza ya la historia de sus próximos 60 años.

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