¿Castilla vivero de ETA?

El delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar, aseguró, aunque más tarde rectificó, que el 99,9% de los detenidos por la violencia callejera 'tienen nombres en euskera'. Y podría haber añadido también a una nieta de Franco, al portero del Real Madrid, la esposa y los hijos de Guti, jugador del mismo club, y un largo etcétera.

Si el señor Villar continúa con estas investigaciones, con las cuales nos alecciona tan a menudo, pasará de los nombres a los apellidos y comprobará la gran cantidad de presuntos integrantes de comandos desarticulados de ETA que tienen sus dos primeros apellidos castellanos. La prensa los publica constantemente. El 28 de noviembre de 2001, Imanol Miner Villanueva, Ainhoa García Montero, Jorge Olaitz Rodríguez e Iñigo Vallejo Franco. El 20 de enero de 2001, Alicia Sáez de la Cuesta y Nerea Garaizar San Martín. Remontándonos a años antes, el 11 de abril de 1996, Fernando Pedrosa, Alfonso Herrero, Daniel Carreira Atanes, Asier Navarro Rollán, Aitor Llano, Ángel Casaña, Juan Luis Camarero, Julen López Rozas... Y la lista se hace interminable. Cuando el señor Villar llegue a este punto de su investigación nos llevará a pensar, siguiendo su lógica, que el vivero de ETA tiene raíces castellanas, y él mismo habrá desmontado la teoría de la intolerancia racista.