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Crítica:CARLOS ANN | POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Electro cutre glamm

Sigue viva la teoría de que vuelven los ochenta, pero ¿qué ochentas? ¿Acaso en aquella década que ahora se adjetiva de prodigiosa eran lo mismo Los Secretos que Ultravox? ¿El alocado ska de Madness que el siniestrismo de The Cure? ¿El salvaje rockabilly de Stray Cats que las melifluas baladas de Mecano? Seguro que hubo tantos diferentes ochenta como estilos y actitudes se quiera, a pesar de que otros se empeñen en reducirlos a una sola cosa. Del catalán Carlos Ann podría decirse también que sale del túnel de los ochenta, si no fuera porque en su propuesta hay algo absolutamente nuevo y vanguardista.

La batería electrónica no había vuelto a escucharse así desde los tiempos de Ultravox, es cierto, y el tupé en crecimiento de Carlos Ann con su melena detrás de las orejas recuerda a Lee Rocker o Brian Setzer (Stray Cats), también es cierto, pero en todo ello hay algo que sólo podría haberse dado ahora, en los albores de un nuevo milenio.

Carlos Ann

Carlos Ann (voz y guitarra), Ander Agudo (batería electrónica), Kim Fanlo (guitarra y bajo), Charly Chicago (máquinas y sintetizadores). Sala El Sol. Madrid, 20 de febrero.

Y es que Carlos Ann conjuga rollito glam con electro-pop de lo más atrevido. Lleva consigo a un tal Charly Chicago que hace diabluras con las tecnologías de vanguardia, disparando miles de ritmos y bases y sonsacando a su sintetizador la mar de sonidos distintos. Y Ann no elude cierto toque cutre en su atavío: esos brazos enteros al aire sin musculatura y ese continuo darle al vino tinto (eso sí, de Ribera del Duero). No es un cantante superdotado, como los que empiezan a ponerse de moda ahora, pero en su limitación se lo cree; y es encantador cómo resuelve los falsetes de un clásico de A-Ha (Take on me) o como intenta ponerse seriote con otro clásico de Depeche Mode (Personal Jesus). La sucia guitarra y el arenoso bajo de Kim Fanlo ponen el resto. Se nota que Ann, aun habiendo bebido de alguna corriente de los ochenta, procede de la cultura electrónica. No en vano se codea con un gurú del tema: Howie B. El afamado productor de los U2 más techno le ha producido también a él el impagable Entre lujos y otras miserias, el disco que le trajo por Madrid.

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