Estudiantes detenidos en Sevilla
Mucho han hablado estos días los medios de comunicación de lo ocurrido en el Rectorado de la Universidad de Sevilla. Gracias a ellos se nos ha hecho creer que los estudiantes protagonistas son un pequeño grupo de atilas desalmados. Muy pronto han olvidado estos medios la voluntad pacífica que mantuvieron los estudiantes durante todas sus acciones contra una ley que consideran injusta, la LOU. Y poco han dicho sobre el fin de la protesta realizada pacíficamente durante casi 50 días a las puertas del Ayuntamiento, resuelta mediante su desalojo por orden gubernativa sin invitación previa a levantar la acampada voluntariamente. Y con violencia, despertando a patadas a los que allí dormían en la madrugada.
Tampoco se han hecho eco del desalojo sufrido por los vendedores del mercadillo de la Alameda de Hércules, realizado con un despliegue de fuerza desproporcionado e intimidatorio por orden de nuestras autoridades municipales. Esperando desde hace meses una solución alternativa viable que la Administración aún no ha dado, muchas familias procedentes de los puntos más humildes y olvidados de esta ciudad ven mermada su capacidad, limitada de por sí, de buscar su sustento.
De aquí se desprende que noticias similares son tratadas por los medios de comunicación con distinto rasero dependiendo de quien las protagonice. Parece como si hubiera una voluntad por descalificar a quienes se oponen activamente a políticas que consideran injustas. También se observa que nuestros gobernantes están dando claras muestras de una autoridad desmedida. Lástima que no la utilicen contra la corrupción y la especulación; claro que esto podría salpicarles. La utilizan, como siempre, contra aquéllos que critican por injusta la manera de pensar y actuar dominantes. Y contra aquéllos a los que lo único que les queda es sobrevivir y para ello actúan, si es preciso, a espaldas de las leyes del sacrosanto mercado.
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