Seis horas de debate entre 'oficiales' y 'disidentes'

El debate de la mañana de José María Fidalgo con los barones, que duró más de seis horas, fue muy duro en el fondo, aunque no en las formas. El secretario general obtuvo un apoyo mayoritario, pero también escuchó el malestar de buena parte de los secretarios generales de federaciones y uniones territoriales con el estallido de una crisis que creen se podía haber gestionado mejor y reconducido con un debate a fondo entre Fidalgo y el hasta ahora número dos, Rodolfo Benito.

Aunque en este foro (el comité confederal) no se vota porque no es el órgano decisorio, las intervenciones de los dirigentes han servido para conocer la opinión de quienes tienen un gran peso político. En contra de la destitución de Benito, hasta ahora responsable de organización y comunicación, se manifestaron los responsables de Madrid, construcción, alimentación, actividades diversas, Canarias, Aragón, Castilla-La Mancha, Ceuta y Melilla. El argumento común es que con la decisión de Fidalgo se rompe el consenso que cerraron en el VII Congreso de 2000.

Divergencias regionales

También se manifestaron en contra de la destitución los dirigentes de las organizaciones del sector crítico (Asturias, La Rioja, Baleares y pensionistas). En su caso, la razón aducida es que una vez más se opta por la exclusión de quienes discrepan de la línea oficial, como ya se hizo con su grupo en 1996.

Otros dos dirigentes, los de Galicia y Extremadura, expresaron su desacuerdo con la decisión, pero añadieron que no van a desautorizar al secretario general. Sumando esas voces críticas, son 13 dirigentes los que no están de acuerdo con la propuesta de Fidalgo y 18 que sí la respaldan.

Este último grupo lo forman los responsables de metal, transporte, Andalucía, Cataluña, País Valenciano, Administración pública, banca, enseñanza, química, hostelería y comercio, sanidad y las restantes siete comunidades.

El sector oficial engloba a las federaciones más fuertes (menos Madrid), que en afiliados suman el 70%, un porcentaje superior a la representación que se refleja en los delegados a un congreso. Una estimación aproximada indica que Fidalgo tiene en contra a un 29% de críticos y en torno al 15% que aglutina Benito.

Un reparto de respaldos que a juicio de los disidentes pesará en el quehacer futuro del sindicato y con el riesgo de que la crisis se traslade ahora a las organizaciones territoriales o de rama, según manifestaron ayer varios dirigentes.