Flotación bolivariana
Esta semana Venezuela decidía acabar con más de cinco años de flotación controlada de su moneda nacional, el bolívar, dejándola oscilar libremente desde el miércoles 13 de febrero, tras unas salidas de capitales cifradas en 1.300 millones de dólares en el pasado mes de enero.
Las razones, temor a la inestabilidad política interna, a la inestabilidad regulatoria y a la maxidevaluación que podría implicar a la solvencia del fisco. La depreciación del bolívar frente a la divisa de Estados Unidos ha sido de 8,8% al cierre de la semana, mostrando una fuerte corrección frente a la caída de un 18% registrada el miércoles, gracias a la intervención realizada por el Banco Central.
La falta de prudencia en la presupuestación del presente ejercicio de 2002 (se estimaba un precio medio del barril de crudo de 18,5 dólares y un crecimiento de la economía nacional de un 4%) es otro de los orígenes de la avtual situación. La dirección tomada esta semana incluye una mayor austeridad fiscal y la creación de nuevos impuestos con el fin de reducir el rampante déficit fiscal. Si no se tomasen acciones, las necesidades de financiación conjunta del Estado y de Petroleos de Venezuela, Sociedad Anónima (PVDSA) alcanzarían los diez mil millones de dólares (8,1% del producto interior bruto), más siete mil millones de dólares en vencimientos de deuda externa y de deuda interna.
Chávez podría estar tratando de templar la situación política con la adopción de un camino 'ortodoxo' (flotación libre y recorte de gastos) aplaudido por el FMI
Evidentemente, este enorme volumen no es financiable ni por el sector exterior (que tardará en volver a plantearse invertir en Venezuela) ni por el sector residente: la banca tiene ya un 25% de sus activos en deuda estatal.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, podría estar tratando de templar la situación política: adopción de un camino 'ortodoxo' (flotación libre y recorte de gastos) aplaudido incluso por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el mensaje de envainar la espada lanzado a la oposición. Habrá que estar muy atentos en los próximos meses a la aceptación política estas medidas.
La pérdida de poder adquisitivo de los salarios generada por la devaluación jugará en contra del Gobierno; no obstante, la factura petrolera de los nuevos niveles cambiarios permitirá mitigar en cierta medida estos efectos.
Otro elemento a seguir será la consecuencia sobre los tipos de interés y el coste de financiación de la deuda interna (referenciada mayoritariamente a tipo variable) y, sobre todo, la salud del sistema bancario, que en estas ocasiones suele acabar siendo menor de la esperada.
Rodrigo Buenaventura y Lucas Vigier son, respectivamente, consejero delegado de Consultores de Administraciones Públicas y analista de América Latina en Analistas Financieros Internacionales (Grupo Analistas).
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