_
_
_
_
DON DE GENTES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No salgo de mi apogeo

Elvira Lindo

MI PADRE VOTÓ a Bustamante. Me he enterado por terceros, porque a mí mi padre me ha estado ocultando durante meses su afición a Operación Triunfo. Hombre, notaba indicios, como que venía a comer a casa y a cada botella de vino que abríamos alzaba el puño en señal de entusiasmo. Me decía a mí misma: '¿A qué me suena este gesto?'. Claro, que lo atribuía a dos posibles causas:

a) A su afición por el buen vino que pagan otros.

b) Al radicalismo ideológico que vive hoy el mundo del jubilado.

También es cierto que de vez en cuando le oía tararear: 'A tu lado me siento seguro...', pero como he vivido estos meses al margen de dicho fenómeno televisivo, pensaba que se trataba de la cancioncilla publicitaria de un fondo de pensiones, dado que ése es el tema favorito de mi padre, por no decir El Tema. Tal vez me lo ha ocultado porque a él le gustaría, así me lo ha dicho, salir en estos artículos realizando actividades culturales, yendo por ejemplo a la exposición Regeneración y Reforma que hay en el BBVA, comentando la importancia de Joaquín Costa en el sistema de regadío español, o pronunciando el lema de don Joaquín para aquella España de principios de siglo: Escuela y despensa, aunque yo a mi padre se lo reduciría a Despensa. Suena como más autobiográfico. Pero en esto que voy el otro día a Moratalaz, que por si no se han enterado todavía, es (era) mi barrio, y según me iba acercando a la mansión familiar, antiguos conocidos me iban poniendo al día del candidato de mi santo padre. Que te tengas que enterar por terceros de lo que ocurre en tu propio seno (familiar), da una idea de la incomunicación que se vive en el mundo contemporáneo, lo digo en mi calidad de antropóloga. Llego a casa de mi progenitor y tras dos whiskys se confiesa, dice que sí, que llamó a la tele y votó (no salgo de mi asombro, o como le dijo un flamenco a Lorca: 'No salgo de mi apogeo'), pero dice que no votó con el corazón, que votó a Bustamante porque pertenece al mundo del andamio, y para mi padre, que lleva su fidelidad a Dragados y Construcciones en el código genético, eso es garantía de honradez. Luego, que cante o no cante, a él, personalmente, le chupa un pie. Por cierto, al hilo de Bustamante y el andamio, el otro día iba por la calle y ocurrió una cosa curiosa: unos albañiles estaban fumándose su cigarrete (hay veces que uno se pregunta quién construye las casas), y en esto que pasa una chavala hipermaciza por delante (no era yo); uno de los paletas mira a la chica, yo esperaba la ordinariez de costumbre, pero no, el paleta lanzó el siguiente grito: '¡Cuñaoooo!'. El mundo del piropo está sufriendo una evolución extraña, lo digo en mi calidad de socióloga.

En mi calidad de autora-viva llamé a la editora Amaya Elezcano a fin de reírme un poco de mi padre a sus espaldas (es el nivel de comunicación literaria que mantenemos), y me dijo, sin cortarse, que yo que siempre presumo de estar en la cima de lo último, en este asunto de la Operación Triunfo me he quedado desfasada. Así me lo soltó. Hay que perdonarla, es de Bilbao. 'Y te diré más', me dijo, 'no me da vergüenza decir que yo sí que he votado con el corazón: mi voto es y será para Rosa'. Me sumí de tal manera en la perplejidad que ya no le pedí, como pensaba, dos libros de los que me interesan: Me casé con un comunista, de Philip Roth, y Redención, de Henry Roth. Es que me encanta que los libros me salgan gratis, así el dinero que me ahorro me lo gasto en los bares. En eso, todos los escritores de culto somos iguales.

Eso de que le pida dos libros de autores que se apellidan Roth no es porque yo lea por orden alfabético, es que da la casualidad de que me gustan todos los escritores que se apellidan Roth (por supuesto, Joseph). De hecho, me fui a Barcelona porque mi amigo Herralde (que creo que votó a Chenoa, pero es un dato que tengo que contrastar) me invitó a presentar Metafísica de los tubos, de Amèlie Nothomb, escritora belga-japonesa. Y como yo también soy cruce (gaditano-moratalacense), me sentí identificada a la par que cercana. Envidio a Amèlie: tiene cinco años menos que yo, sabe japonés, tiene escritos 41 libros, sólo necesita dormir tres horas, escribe en cualquier sitio, sólo necesita papel y boli, sólo tiene tres trajes (dice que para qué más), es siempre educada, escribe con poesía y humor, sabe cantar el No (un tipo de cántico japonés del cual, a petición del público, hizo una demostración notable, arqueando las cejas, poniendo cara de máscara oriental y soltando maullidos), y tiene cara de niña prodigio. Esta semana he tenido múltiples complejos: si me comparo con Amèlie, soy un desastre: no sé idiomas, soy consumista, tengo miles de trajes, calmo mi ignorancia gastando, sin ordenador ya no sé escribir, no me gusta escribir, no me gusta trabajar, sólo me gusta dormir, leer novelas de sofá (en el sofá), ver programas infectos, y encima, entre los muchos que veo, me pierdo el fundamental. Desde aquí lo digo: estoy desfasada. Para colmo, oigo a representantes socialistas y de IU decir que hay que buscar alternativas a la juventud para que no se emborrachen, y me sorprendo pensando en voz alta: '¡Que se las busquen ellos, no te jode!'. O sea, que para colmo, me siento reaccionaria. Soy lo peor.

Los dos David y Rosa, ganadores de <i>Operación Triunfo</i>.
Los dos David y Rosa, ganadores de Operación Triunfo.CARLES RIBAS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_