Ex empleados de Electroquímica inician una protesta en el cementerio de Úbeda
Los afectados solicitan que les diagnostiquen una enfermedad laboral
Un grupo de 40 ex trabajadores de la empresa Electroquímica Andaluza comenzó ayer una huelga de hambre de tres días en el cementerio de Ubeda (Jaén) para pedir que les diagnostiquen como enfermedad profesional el hidrargirismo (contaminación por mercurio). De los 80 que formaron la plantilla de la planta, después de haber trabajado sin las adecuadas medidas de seguridad en una fábrica en la que fabricaron sosa y lejías, 18 han muerto, según los ex trabajadores, a consecuencia de la intoxicación.
Los antiguos empleados de esta fábrica tienen un delicado estado de salud y la huelga de hambre ya ha afectado a uno de ellos. Francisco Justicia sufrió un mareo y un posterior desmayo en las primeras horas de ayuno y tuvo que ser internado en el hospital San Juan de la Cruz. 'A pesar de que estamos mal, vamos a intentar aguantar los tres días sin comer', aseguró el presidente de la asociación, Antonio Martínez.
La elección del cementerio como lugar de protesta no ha sido casual. 'Estamos más muertos que vivos. Podíamos haber cogido otro sitio más cómodo para nuestra protesta, pero este lugar es al que nos quieren mandar sin reconocernos un mínimo de derechos', añadió el responsable de la asociación.
En el cementerio de Ubeda están enterrados la mayor parte de los compañeros fallecidos, lo que hizo que el encierro se convirtiese en un acto emotivo. 'Nos afecta mucho vernos aquí, pero llevamos muchos años de lucha y tenemos que seguir hasta el final. Después de la huelga de hambre no creo que tengamos muchas fuerzas, pero de todas formas, si no nos hacen caso, seguiremos protestando porque lo que pedimos es de justicia'.
Las reivindicaciones de los antiguos empleados de la fábrica no se centran únicamente en el reconocimiento de la enfermedad profesional, que sólo tienen algunos de ellos por sentencia judicial. También reclaman reconocimientos médicos para ellos y sus familias, ya que hijos de estos empleados tienen ahora malformaciones físicas y deficiencias de salud.
'Estamos cansados, la mayoría tenemos tratamientos médicos que nos dejan agotados, pero vamos a resistir como sea', aseguró otro de los empleados. A las puertas del cementerio en el que iniciaron la medida de presión desplegaron una pancarta: 'Aragonesas y Uralitas más muertos no, queremos soluciones inmediatas'.
Las reivindicaciones se lanzaban contra las empresas que adquirieron la fábrica en su última etapa. Electroquímica mantuvo su actividad desde 1971 hasta 1992. También reclaman a la Seguridad Social la declaración de enfermedad profesional.
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