Seis voces para la gran noche
El crítico de EL PAÍS analiza las posibilidades de los finalistas de 'Operación Triunfo'
Se solicita a este (supuesto) experto en voces un (supuesto) dictamen sobre las (supuestas) habilidades canoras y escénicas de los seis concursantes de Operación Triunfo que esta noche disputan la gran final (TVE-1, 22.00). O sea, que el (supuesto) perito se moje. Como quiera que España entera tiene ya su propio diagnóstico, semejante ejercicio no puede a uno más que costarle amigos. Vamos allá.
- Verónica. En escena se mueve con elegancia, no parece agarrotada como algunos de sus compañeros. En la voz es donde más problemas tiene.Y los tiene muy básicos: de afinación. Suele calar la nota, es decir, quedarse por debajo de la que le exige la partitura: algo muy común también entre los cantantes líricos. Está en posesión de una voz pequeña, sin demasiado volumen, pero puede sacarle provecho: Barbara Hendricks, en el lado operístico, es de su mismo tipo, y vaya con el carrerón que ha hecho. En el color es donde su voz tiene la mejor baza: el repertorio de tonalidades que posee no es muy variado, pero sabe sacarle buen partido. Falla en la expresividad.
- Chenoa. Posee una voz bastante más completa. En el registro medio y agudo es limpia y administra con precisión y buen gusto el vibrato. Abajo, menos: ahí le hace falta ganar un punto en anchura. Pero globalmente puede decirse que estamos ante una voz ya formada, sin problemas de afinación y que administra los recursos de que dispone con inteligencia: de las tres mujeres, es la más técnica. Precisamente ahí puede estar su talón de Aquiles: en la frialdad a la hora de comunicar (de Renata Tebaldi, la gran rival de la Callas, se decía aproximadamente lo mismo).
- Rosa. La voz más interesante, más rica, con un color más variado. En el registro grave no tiene rival: puro terciopelo y riqueza armónica. Una voz dúctil, capaz de emerger de las profundidades para encaramarse al registro agudo sin problemas. Posee un legato (capacidad para enlazar una nota con otra) de muy buena factura y frasea con gusto, introduciendo unos ritardandi que dan personalidad a sus interpretaciones. De las mujeres es la que más sabe appianare (pasar una misma nota del forte al piano, manteniendo la línea de canto homogénea: lección magistral de Montserrat Caballé). Toda esta técnica al servicio de una expresividad completa. Tiene su lado oscuro: si no está en vena pueden surgir incluso problemas de afinación.
- David Bisbal. Vale, sí; entre los chicos es el que mejor canta, el que mejor se mueve. Un mattatore nato, un tenor gladiador que mira el riesgo de cara y se lanza valientemente contra él, a lo Mario del Mónaco. Voz metálica, bien timbrada, malditamente joven. Por arriba emplea un falsete bien disimulado. El fiato o capacidad para respirar le acompaña: fíjense en que, cuando canta, mantiene abiertas las fosas nasales, precisamente para que el aire circule sin trabas. ¿Defectos?: pues, un poco como Chenoa, ese exceso de perfección que llega a producir cierta sensación de frialdad.
- David Bustamante. Tiene una voz más bien pequeña, poco timbrada, muy parca en la utilización del vibrato y de otros efectos espectaculares. De su lado cae, sin embargo, la sinceridad, la comunicación directa, una interiorización del texto que parece profunda y unas evidentes ganas de darse entero al público. Dicho de otro modo: saca un partido notable a sus imperfecciones. Y entre éstas hay una principal: la afinación. Justita. Es un poco como Giuseppe di Stefano: imperfecto, pero adorable.
- Manu Tenorio. Parece que esté pidiendo permiso para estar donde está. Y de esta actitud saca el mejor provecho. No hace falta ser un gran experto para darse cuenta de que es el que peor sabe estar en escena. Pero su voz es la más interesante de los chicos: no posee los medios técnicos de David Bisbal, pero se cree lo que canta. No es espectacular, pero enamora casi a su pesar. El símil en el lado lírico es Jaume Aragall: ha habido que empujarle muchas veces para que saliera a cantar; no se siente cómodo en escena..., pero es de todos los grandes recientes el que posee la mejor materia prima en la voz.
¿Quién ganará? Ni idea. Yo apuesto por Rosa, Manu y Chenoa. Pero mis hijos me aseguran que Bisbal se llevará la plaza de Manu. Cantar es como jugar al fútbol: más allá de la técnica intervienen multitud de imponderables.
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