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Reportaje:

El cierre de Lear golpea a cinco comarcas

La empresa es la industria metalúrgica más importante de Lleida

El cierre de la planta de Lear Corporation de Cervera (Segarra) tendrá graves consecuencias económicas y sociales en cinco comarcas del llano de Lleida en las que la implantación industrial es muy frágil. La drástica medida adoptada por la multinacional norteamericana, dedicada a la fabricación de componentes eléctricos para automóviles, dejará al borde del precipicio a cerca de 1.200 trabajadores. La mayoría de los afectados todavía no se creen que a finales de julio tengan que buscar otro empleo para poder alimentar a sus respectivas familias.

Cervera, de unos 8.000 habitantes, era ayer una encrucijada de sentimientos amargos. Mientras un piquete de trabajadores montaba guardia ante las puertas de la factoría para impedir su desmantelamiento, en las calles y los establecimientos públicos de la capital de la Segarra no se hablaba de otro tema. La noticia del cese gradual de la actividad en Lear -la empresa metalúrgica más importante de Lleida- ha sembrado también el pánico en una veintena de localidades, como Tàrrega, Mollerussa, Bellpuig, Balaguer, Calaf e Igualada, donde residen la mayoría de los trabajadores afectados.

La noticia siembra el pánico en Mollerussa, Balaguer, Calaf, Tàrrega, Bellpuig e Igualada

Más de mil personas viven un mal sueño, pero cuando despierten de la pesadilla se encontrarán, si nadie lo remedia, en la más absoluta miseria, con el agravante de que, una vez cerrada la planta de Cervera, a los afectados no les será fácil encontrar otro trabajo puesto que en la provincia de Lleida no hay un tejido industrial suficiente para absorber un contingente tan importante de trabajadores. 'No me lo acabo de creer, entré aquí con 26 años y tengo 43. A medida que pasen los días nos daremos cuenta de la gravedad de la situación', señaló ayer Jaume Quer, uno de los miembros del piquete que vigila en las puertas de la empresa para impedir la entrada y salida de camiones.

El cierre afectará a familias enteras que tienen a varios miembros trabajando en la factoría. Hay jóvenes, parejas que trabajan en turnos diferentes para poder compaginar las obligaciones domésticas o casos tan curiosos como el de Andrés Ramos, un padre de familia que tiene un niño de dos meses y una niña de tres años y medio. Lleva cinco años en la empresa, donde también trabajan su mujer, tres hermanos y un cuñado. 'Estamos pagando la hipoteca del piso y los niños comportan muchos gastos. Si nos echan a la calle, no sé cómo nos las arreglaremos. Confío en que alguno de los dos encuentre pronto otro trabajo', explicó.

Xavier Majà, de 28 años, confiesa que el lunes por la noche no pudo dormir. 'Hacía tiempo que veía venir el golpe, pero ni aun así he podido asimilarlo. No había un proyecto de futuro y la dirección no hacía nada por enderezar la situación', explica. Este joven operario de Lear teme que dentro de cinco meses estará en paro, pero a pesar de ello no quiere que esa situación interfiera en sus planes de boda, ya que piensa casarse este año con su novia.

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Lear Corporation quiere liquidar sus instalaciones de Cervera antes del verano, y el Gobierno catalán pretende que el proceso de cierre se prolongue por lo menos un año para recolocar a las 1.173 personas que serán despedidas. En una reunión prevista para mañana entre responsables del Departamento de Trabajo y directivos de Lear, la Administración catalana pedirá indemnizaciones por encima de lo que prevé la legislación, ya que considera que con la venta de las instalaciones podrá financiar los despidos. El Gobierno de CiU espera que una parte de los trabajadores afectados pueda colocarse en alguna de las otras dos plantas que Lear tiene en Valls y Roquetes, en la provincia de Tarragona. Para el resto se pondrá en marcha un plan social de recolocación a través de las oficinas del Inem de la Segarra y de empresas especializadas en buscar empleo.

La multinacional, el tercer fabricante mundial de componentes para el sector de la automoción, ha justificado el cierre de su planta de Cervera aduciendo la baja rentabilidad del cable eléctrico para vehículos que fabrica en esta factoría, un argumento que no aceptan los trabajadores. 'Es mentira que tenga pérdidas', señala Rosa Palau, presidenta del comité de empresa. 'Si la cierran es por otros motivos que no nos han explicado o porque quieren obtener más beneficios llevándosela a un país del Este'. La postura del comité de empresa será luchar para conservar los puestos de trabajo de todos los empleados.

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