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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una casa en el nevado valle de Arán

GARÒS OSTAU, un hotel del Pirineo leridano cerca de las pistas

Un año más, los incondicionales de Baqueira-Beret están de buena suerte. A las excelentes condiciones que ofrece la estación invernal para el esquí se suma el atractivo de un valle como el de Arán, pródigo en recursos turísticos y monumentales, fogones de cierto renombre y un rosario de pequeños hoteles con encanto ampliado ahora con la entrada en escena del Garòs Ostau, en la aldea de su mismo nombre, a cinco kilómetros de las pistas nevadas. Aparentemente, una pensión familiar con los argumentos arquitectónicos, estilísticos y funcionales de un verdadero hotel de cuatro estrellas. En esta nueva casa se encuentra lo mejor de las tradiciones aranesas gracias a su artífice y propietaria, Alicia Milló i Portolà, descendiente en línea directa del que fuera capitán de Dragones, descubridor de California, fundador de la ciudad de San Diego y primer gobernador de San Francisco, Gaspar de Portolà, hijo de la vecina localidad de Arties.

GARÒS OSTAU

Categoría oficial: dos estrellas. Dirección: Cal, 3. Garòs, valle de Arán (Lleida). Teléfono: 973 64 23 78. Internet: www-aran.org/ostaugaros (en pruebas). Instalaciones: garaje, patio, salón con chimenea, comedor de desayunos. Habitaciones: 6 dobles y 2 triples; todas con baño, calefacción y TV satélite. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite animales. Precios: desde 58 euros + 7% IVA la doble; desayuno, 6,60 + 7% IVA; desayuno infantil, 3,60. Tarjetas de crédito: Diners Club, Visa. Cierra: del 1 al 14 de julio. Arquitectura ... 8 Decoración ... 9 Estado de conservación ... 9 Confortabilidad habitaciones ... 8 Aseos ... 8 Ambiente ... 7 Desayuno ... 8 Atención ... 9 Tranquilidad ... 9 Instalaciones ... 6

El hostal ocupa los muros de una antigua borda arrebujada, junto a la iglesia románica de Garòs. Nada puede resultar más apetecible al cabo de una dura jornada en la nieve que diluirse entre sus limpias callejas o acariciar el sonido del campanario, cuando tañen las campanas, antes de salir en busca de un restaurante con alta puntuación en guías donde cenar al calor de una chimenea. En casa de Alicia Milló i Portolà sólo cabe el desayunar, pero qué desayunos de hogaza se paladean desde primera hora de la mañana... El preciosismo del comedor invita a ver despuntar el día a través de los ventanales. Si nieva, mejor.

Esquiadores procedentes en su mayoría de Madrid, Valencia, Barcelona y el País Vasco suelen compartir afición y experiencias en el salón familiar, adormecidos enseguida por el olor balsámico de la madera y la ausencia de ruidos. Sus estancias se reparten por igual en dos plantas: cuatro en la primera, cuatro en la baja; unas, con vistas al campo y las montañas; otras, orientadas hacia el empedrado urbano, por cuya mediana fluyen las escorrentías canalizadas desde los tejados de pizarra negra, típicos en todo el valle.

Cada dormitorio viste distintos estampados en las tapicerías, celosamente escogidos por Alicia. Todos abrigan unos techos y paramentos de madera que insuflan calidez al supuesto rigor de las noches invernales.

Si la secatura de la montaña amenaza con provocar insomnio, el mejor lugar del hostal para ver dibujada la luna y las estrellas es el patio porticado de la entrada, rebautizado sobre los restos de un antiguo corral donde cada portón, cada pilastra, cada dintel de madera, inspira un cuento infantil aún por escribir. Un cuento que podría titularse Alicia en el hostal de las maravillas, o algo así.

ALREDEDORES

GARÒS es un típico pueblo del valle de Arán en cuyo núcleo central sobresale una iglesia románica de los siglos XIV y XV, con un altar barroco de 1774 y un campanario de torre cuadrada con tres y dos ventanales laterales. Fuera de la localidad, la carretera que asciende de Vielha a Baqueira-Beret está salpicada de aldeas tan pintorescas como ésta, donde es difícil no encontrar un restaurante o un hotelito con encanto. Betrén, Escunhau, Casarill, Gessa, Arties, Salardú y Tredòs merecen unos minutos de atención, yendo en coche o a pie. En dirección a Francia, el valle se suaviza y da origen a pueblecitos algo menos montaraces que merecen la pena una visita, como Arròs, Bossòst y Les.

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