La gran cloaca tiene los días contados
La playa de El Prat se recupera este verano para el baño después de 30 años como punto negro del litoral catalán
Han pasado 30 años desde que en la playa de El Prat (Baix Llobregat) se colgara el letrero en el que las autoridades sanitarias recomendaban no bañarse en sus aguas, demasiado insanas por su cercanía a la desembocadura del río Llobregat y al puerto de Barcelona. La puesta en marcha de la depuradora del Baix Llobregat permitirá el saneamiento de las aguas del último tramo del río y después de tres décadas, este punto negro del litoral catalán volverá a estar abierto al baño el próximo verano.
Muchos habitantes del municipio aún recuerdan cómo en la década de 1960 un destartalado autobús acercaba a los bañistas desde el casco urbano a la playa, poco masificada en aquella época y que ofrecía una diversión relativamente próxima antes de que esta zona fuera conocida como la mayor cloaca a cielo abierto de España.
Esta playa, de tres kilómetros de extensión, habilitada como espacio de ocio del municipio desde hace unos años y equipada con todo tipo de servicios, espera acoger a partir de este verano a los primeros bañistas. 'Será el descubrimiento de este verano', asegura Jordi Cañas, coordinador de Medio Ambiente del Ayuntamiento de El Prat, Administración que ha hecho un importante esfuerzo por mantener en buenas condiciones este espacio de ocio pese a la presencia habitual de la bandera negra para el baño. Una campaña de promoción y la puesta en marcha de un servicio público de transporte ayudarán a acercar a los habitantes de El Prat a su litoral. 'Su cercanía al aeropuerto lo ha mantenido limpio de edificaciones, casi virgen y con un paisaje magnifico', asegura Cañas.
Pero en el municipio de El Prat no sólo los ciudadanos sacarán partido de las mejoras derivadas de la puesta en marcha de la depuradora. Muchas especies de aves que nidifican en zonas deltaicas podrán encontrar de nuevo un hogar en la nueva playa que se está habilitando como reserva natural.
La playa de la Bunyola se construye estos días como medida de compensación por la pérdida de unos dos kilómetros de playa que supondrá la ampliación del puerto de Barcelona y el consiguiente desvío del río hacia el sur. La nueva playa, de dos kilómetros de extensión, se está creando con las arenas que han ido a parar al mar en la zona de la actual desembocadura del río y supondrá la creació de un importante sistema de dunas, cañizares, lagunas y marjales donde podrán nidificar especies como el chorlitejo patinegro.
La nueva playa servirá también para restaurar el perfil de la línea de la costa, que en esta zona hace años que sufre una fuerte regresión en la que el mar ha ido ganando terreno a la tierra. La Autoridad Portuaria de Barcelona ha previsto una inversión de unos 16,8 millones de euros (unos 2.800 millones de pesetas) para la creación en los próximos cuatro años de este espacio natural.
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