La historia se le atraviesa a UPN
El valor de los hallazgos arqueológicos dificulta el proyecto de la Plaza del Castillo
Los hallazgos arqueológicos están haciendo mella en el aparcamiento subterráneo de la Plaza del Castillo de Pamplona. Los descubrimientos no han paralizado las obras, pero la envergadura de algunos de ellos, como una gran muralla de 120 metros de longitud y origen desconocido, han obligado a las autoridades a plnatear una sustancial reducción de las dimensiones del proyecto, que se ha convertido en la mayor polémica ciudadana de los últimos años en Pamplona.
Más de dos mil años de historia de la ciudad se enfrentan ahora al compromiso político de UPN para dotar al casco histórico de la capital navarra de 804 nuevas plazas de aparcamiento para vecinos y comerciantes. Y siete meses de retraso acumula ya un proyecto que nació entre protestas vecinales y disturbios callejeros, permanece latente en los despachos de un Juzgado de Instrucción de Pamplona y depara a diario sorpresas arqueológicas que ningún experto preveía.
La voluntad de la alcaldesa, la regionalista Yolanda Barcina, y su equipo por cumplir su promesa de construir el aparcamiento no se ha visto afectada, aunque se nota que el nerviosismo por el retraso está generando algunas controversias. Entre ellas, la decisión del director general de Cultura del Gobierno foral, Juan Ramón Corpas, de autorizar el inicio de la obra civil del aparcamiento en un amplio sector de terreno, lo que ha supuesto la entrada de excavadoras y maquinaria pesada, y de ordenar el levantamiento de todos los restos del complejo termal romano hallado en el lugar. Esta decisión ha sido considerada una 'barbaridad' por la responsable de Cultura del PSN, Elena Berruezo.
Los socialistas, que apoyan el aparcamiento, se han distanciado de UPN por su forma de gestionar los hallazgos y reclaman respeto hacia el trabajo de los arqueólogos, que aún se halla lejos de concluir.
Pero cuanto más se excava, más restos surgen. Mercedes Unzu, responsable del gabinete arqueológico Trama, encargado de las excavaciones, está convencida de que, si se sigue excavando, serán los paleontólogos quienes tengan que empezar a trabajar en el lugar. La arqueóloga considera que los hallazgos tienen 'envergadura' y no ha ocultado que ella desearía consolidar buena parte de lo hallado, pero la decisión final será siempre política.
Ayuntamiento y Gobierno foral tienen prisa por levantar los restos aparecidos, incluyendo el complejo de piscinas y termas romanas con mosaicos descubierto. Uno de los motivos para esa celeridad es que la plaza no estará operativa para las fiestas de San Fermín y el coste social de tener el centro neurálgico de Pamplona vedado al tránsito en la cita de julio lo tendrá que acarrear un Ejecutivo que no calibró adecuadamente la trascendencia que iba a tener su empeño constructivo.
La oposición exige unánimemente que no se levante una sola piedra hasta que no concluyan todas las excavaciones y propugna que se respete la voluntad final de los técnicos. Sin embargo, los informes en los que se basa la institución cultural Príncipe de Viana están calificando como 'precarios' y faltos de valor los hallazgos, con una salvedad: la gran muralla de origen indeterminado que sigue intrigando a los arqueólogos. Si se decide su conservación, el aparcamiento verá sensiblemente reducida su capacidad. Reconstruir en su lugar lo ya destruido por el paso del tiempo para aprovechar los basamentos hallados sería 'falsear la realidad', creen los técnicos de la sección de Museos, Bienes Muebles y Arqueología. He ahí el verdadero debate.
En ese terreno, los socialistas consideran que los informes técnicos que esgrime Príncipe de Viana -institución cuyo responsable es el director general de Cultura- para justificar la retirada de los restos y el inicio de la obra civil son fruto de 'una presión política' que está 'diezmando' el prestigio de la propia entidad. El PSN exige que se finalice el conjunto de las excavaciones antes de iniciar los trabajos del aparcamiento y sospecha que si no fuera por el control externo de los trabajos y la proximidad de las obras a la ciudadanía 'muchos hallazgos se hubieran eliminado en secreto'.
Beneficios colaterales
El controvertido empeño de Barcina ha permitido averiguar que ya en el año 76 antes de Cristo la ciudad fundada por el general romano Pompaelo y sus más de 5.000 soldados disponía de unas dimensiones y unos complejos de ocio muy superiores a lo estimado hasta ahora, propios de un asentamiento muy destacable. Las obras del aparcamiento han servido hasta ahora, al menos, para cambiar drásticamente la limitada consideración que de la Pompaelum vascona tenían los investigadores. Al margen de ello, la suerte del proyecto, cuya construcción y explotación fue adjudicada a una filial de FCC, dependerá de muy variados factores: las resoluciones judiciales en marcha, el incierto resultado final de las excavaciones, los avatares políticos en un año preelectoral... Lo único claro es que políticos, arqueólogos, técnicos de obras públicas y curiosos asisten a diario a la exhumación de las tripas de una ciudad con más de dos mil años de historia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.