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Entrevista:PEDRO LUIS ARIAS | Portavoz de Gesto por la Paz

'Está en juego nuestra propia libertad y dignidad como sociedad'

Gesto por la Paz reunió ayer en Bilbao a cientos de personas en su tradicional manifestación para conmemorar la muerte de Gandhi. Pedro Luis Arias (Barakaldo, 1959) es miembro de la Comisión Permanente de la organización pacifista, que acaba de cumplir 15 años, desde 1995.

Pregunta. Al convocar la manifestación de ayer, destacaron que la sociedad no vivirá libre mientras siga habiendo personas amenazadas. ¿Cree que los vascos son conscientes de ello?

Respuesta. Estamos convencidos de que una parte importante de la sociedad vasca es teóricamente consciente de esa situación. Conoce que hay un conjunto amplio de personas que están sometidas a esa estrategia de amenaza, de persecución. Lo que echamos en falta es que eso se traduzca en un mayor compromiso cívico, que tiene múltiples posibles expresiones, desde el calor humano a estas personas, pasando por la movilización ciudadana para denunciar la situación que viven y acabando por una reivindicación a quienes más pueden hacer sobre este tema, que pueden ser los partidos en su ámbito. Y, por supuesto, la denuncia permanente de que ETA y su entorno, los responsables últimos de esta situación, estén actuando de esta manera.

'Esta sociedad está apoyando a los amenazados, pero puede comprometerse más'
'Ojalá hubiésemos podido desaparecer hace ya unos cuantos años'

P. ¿Es entonces insuficiente el apoyo de los ciudadanos a los amenazados y víctimas?

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R. Creemos que puede y debe ser mayor. El problema es de tal calibre que nuestra sociedad podría tener una respuesta más amplia, continuada y contundente. Somos conscientes de que el ciudadano no puede estar permanentemente implicado de forma activa, pero el que haya unos miles de personas con su libertad, con su seguridad, con su dignidad gravemente afectadas debe ser una llamada de atención para todos. Esta sociedad está haciendo, pero puede hacer más, puede comprometerse más.

P. ¿Ha calado la idea de su campaña sobre la 'violencia de persecución'?

R. No hemos hecho una evaluación rigurosa de qué impacto han tenido los actos que venimos celebrando desde hace ya unos dos años en relación con esta violencia de persecución. Sí hemos hecho más visible un problema que quizá permanecía, si no oculto, por lo menos no tan evidente como, por ejemplo, cuando hemos tenido a una persona secuestrada por ETA. Y, sin embargo, la situación, salvando las distancias, se podía comparar. La situación de una persona secuestrada tiene su correlato en la situación presente en que es toda la sociedad la que en alguna medida está secuestrada, pues tiene a colectivos muy importantes a la hora de reconocerse a sí misma como una sociedad democrática sometidos a una grave limitación de su libertad. Frente a los secuestros de personas concretas esta sociedad tuvo una reacción muy importante. Estamos en una situación distinta, pero que exige una movilización similar. Y Gesto va a continuar haciendo sus aportaciones para que todos los ciudadanos sean conscientes de que lo que está en juego es nuestra propia libertad como sociedad, nuestra propia dignidad como sociedad.

P. Con ese diagnóstico, ¿cuál es la salud de la democracia en Euskadi?

R. El déficit más grave es el que se puede representar muy gráficamente en la situación del Ayuntamiento de Zumarraga. El que este ayuntamiento esté funcionando con la mitad más uno de los concejales elegidos libremente por la ciudadanía es una expresión muy clara de este déficit democrático. El que ser concejal en un determinado ayuntamiento en muchas ocasiones suponga casi un acto de heroicidad no puede suceder en un país que se reconozca como democrático.

P. ¿Hará Gesto algo especial de cara a las próximas elecciones municipales?

R. Como organización social que no trabaja en el ámbito político, nos gustaría que fueran los partidos los capaces de generar ellos mismos una respuesta a esta situación. En la medida en que descubramos que no existen propuestas desde ese ámbito nosotros, evidentemente sin caer en apuestas partidistas, intentaremos hacer una contribución. Lo que es fundamental es que la ciudadanía tenga la oportunidad de expresarse con libertad. Si la situación sigue siendo excepcional, entendemos que demandará medidas excepcionales.

P. ¿Vista la situación actual, han servido estos 15 años de trabajo de Gesto?

R. A lo largo de estos años, nuestra sociedad ha evolucionado y el nivel de compromiso con los derechos humanos y la capacidad para convertirlo en actuaciones públicas activas han avanzado. Hace 15 años no era fácil imaginar que en un municipio se iba a convocar una movilización si el asesinado era un miembro de la Policía Nacional o de la Guardia Civil y ha sucedido. Lo que parece lamentable es que ETA 15 años después continúe y eso nos haga que tengamos que seguir trabajando. Ojalá hubiésemos podido desaparecer hace ya unos cuantos años.

P. Han hecho un llamamiento a los partidos para que trabajen sobre principios más éticos. ¿Quién es más responsable de la actual falta de comunicación en la política vasca?

R. No tenemos un análisis acabado en ese sentido. Todos los partidos comparten en alguna medida la responsabilidad del desencuentro actual. Pero también es verdad que quien ejerce las responsabilidades institucionales, en el Gobierno o en el ámbito de un ayuntamiento o un territorio histórico, tiene una responsabilidad especial al liderar en ese ámbito una dinámica que intente construir ese consenso prepolítico o prepartidista que reconoce que la defensa de los derechos humanos fundamentales no puede estar sometida ni ser utilizada como arma arrojadiza en el debate político, sino que debe formar parte de un consenso previo a partir del cual ya cabe la discrepancia sobre los proyectos que se ofrecen a la ciudadanía. Esta sociedad, si no plenamente, sí que tuvo eso en alguna medida importante en la época del Pacto de Ajuria Enea. Sin embargo, a lo largo de los últimos años es algo que se ha ido destruyendo y que habrá de reconstruirse. Ojalá se empiece esa reconstrucción cuanto antes.

P. ¿Hay un terreno común para el entendimiento entre los partidos?

R. Creo que sigue existiendo el mismo terreno que cuando los fuerzas políticas se lanzaron a elaborar el Pacto de Ajuria Enea. ¿Qué ocurre? Que todos los desencuentros acumulados a lo largo de estos últimos años pesan sobre la situación y dificultan que se den pasos en la dirección correcta. Tanto la sociedad en su conjunto al hacer sus demandas como los partidos tendrían que tener altura de miras para ser capaces de ir reconstruyendo todo ese tejido de relaciones y de complicidades que se ha destruido durante estos años. Es una tarea que tiene sus dificultades, pero es ineludible.

P. ¿Han apreciado esa mayor implicación con las víctimas y los amenazados que el Gobierno vasco se marcó como prioridad tras las elecciones?

R. Por lo menos hay una serie de gestos concretos que avalan una actitud que no sólo es más adecuada en relación con las víctimas, sino que también reconoce en alguna medida que no se ha hecho todo lo que se debiera hacer y que en el ámbito de las víctimas es muy importante lo que se hace, pero también el cómo se hace. Son muy importantes la atención y los medios, pero también que las víctimas perciban por parte de las administraciones públicas que la memoria de sus seres queridos importa, que la justicia que les es debida no se aparca, etcétera.

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