Un joven que incendió una sede del PNV, condenado a cuidar quemados
La Audiencia Nacional le impone 140 horas de trabajo comunitario
De ser 'chico de la gasolina' a ser cuidador de quemados. El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, llamó 'chicos de la gasolina' a los integrantes de las organizaciones juveniles de apoyo a ETA, Jarrai, Haika o Segi, que participan en la kale borroka. Uno de ellos, Galder González Bilbatua, que el 6 de diciembre de 1997 era todavía menor de edad, participó junto con otros tres mayores en el incendio del batzoki (sede del PNV) de Sukarrieta (Vizcaya) ha sido condenado por delito de terrorismo e incendio. Lo peculiar del caso es que el Juez de Menores de la Audiencia Nacional, José María Vázquez Honrubia, le ha condenado a dos años de libertad vigilada y a 140 horas de trabajos comunitarios, que deberá cumplir en la unidad de quemados de un hospital.
González Bilbatua, un joven alto, atractivo, pelo largo moreno y perilla, tiene ahora 21 años y está cursando el primer año de sus estudios de aparejador en Barcelona, por lo que el Juez Central de Menores ha dispuesto que realice las prestaciones sociales a las que ha sido condenado, dos horas diarias durante tres meses, en la unidad de quemados de un hospital de la capital catalana, compatibilizándolas con sus estudios.
Legislación favorable
El condenado se ha beneficiado de la legislación de menores existente cuando ocurrieron los hechos, por ser más favorable que la actual, que obligaría a recluirlo en un centro en régimen cerrado. Fuentes jurídicas afirman que el joven ha tenido mucha suerte, pues se le ha aplicado el Código Penal de 1995, en lugar de la Ley del Menor, que le hubiera supuesto un internamiento en un centro de reeducación de entre uno a ocho años. Los tres mayores que le acompañaban no han sido juzgados aún pero, si son condenados, pasarán previsiblemente varios años en la cárcel. Casos similares se están fallando con condenas de entre cuatro y cinco años.
El juez ha tenido en cuenta el pronóstico favorable del equipo técnico del juzgado 'que permite augurar una correcta rehabilitación, al no encontrarse ya en el área geográfica donde se produjo el delito y tener un buen apoyo familiar y educativo, así como una personalidad ya estabilizada'. No obstante, el magistrado considera que para reforzar la rehabilitación 'conviene mantener, en interés del joven, no sólo la libertad vigilada, sino también la medida complementaria de prestación en beneficio de la comunidad', que debe realizarse 'en una unidad de quemados dentro del ámbito hospitalario y dentro del marco de tiempo que la ley establece'.
La sentencia declara probado que Galder González Bilbatua, junto con otros tres mayores de edad penal -contra los que se sigue el sumario 24/2000 en el Juzgado Central 4 de la Audiencia Nacional- 'puestos de acuerdo y con la finalidad de coadyuvar con los objetivos y finalidades de la organización terrorista ETA', decidieron efectuar acciones de represalia contra el PNV, que a su entender mantenía una actitud pasiva ante el encarcelamiento de los miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna.
Los cuatro decidieron atentar contra el batzoki de Sukarrieta. Para ello, confeccionaron varios cócteles mólotov y en la madrugada del 6 de diciembre de 1997, encapuchados y con guantes de látex para evitar dejar huellas, rompieron con un martillo los cristales de una de las ventanas del local del PNV y lanzaron los artefactos incendiarios dentro. El local quedó destrozado por el incendio que 'comportó un peligro para la vida e integridad física de las personas'. Aunque el acusado confesó 'lisa y llanamente' ante la policía la acción incendiaria cometida, luego lo negó ante el juez, al igual que los otros implicados. Los daños fueron superiores a 30.050 euros (5 millones de pesetas).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.