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Reportaje:

Del cántaro a la fuente

El Ayuntamiento de Albox (Almería) tiene a unos 600 vecinos de la zona sin red de suministro de agua potable

Pedro vive en el diseminado de Llano de las Ánimas, rambla arriba del municipio almeriense de Albox. Él, a sus 71 años, representa el perfil de la mayoría de los vecinos que tienen al norte del pueblo su lugar de residencia: toda una vida dedicada al campo y alejada de las comodidades de la urbe. Él, como el resto de sus vecinos, fue de los últimos albojenses en ver llegar la luz y el teléfono a sus casas. Y también él, como el resto, sigue sin saber qué es eso de abrir un grifo y ver salir agua para poder beber. Desde que tuvo uso de razón Pedro empleó siempre la burra y las aguaderas para llevar agua a casa con la que cocinar y beber. Años después, cambió el animal por un carricoche.

Ahora, en el siglo XXI, Pedro sigue yendo a por agua a la misma fuente que de niño, pero utiliza el coche para transportarla. Casi todos los lugareños han vivido en sus propias carnes esa evolución en el modo de acarrear los litros hasta sus casas para beber. Así han vivido siempre y así siguen viviendo alrededor de 600 vecinos que se reparten por los diseminados de Lirias, Carpinteros, Ventarique, Llano del Espino, Simones, Molinos y Fuente del Mojón, todos al norte de Albox. La indiferencia política se ceba de la indolencia de muchos vecinos tras las reiteradas peticiones al consistorio para que lleve hasta la red de suministro.

'Aquí el vecino de menor edad tiene 50 años. La gente joven vive en Albox. Si no fuera así, ya nos habríamos encerrado en la iglesia o el Ayuntamiento hasta que trajeran el agua corriente. Es toda gente mayor que se conforman con lo que tienen. Muchos siguen yendo en burra con las aguaderas hasta la fuente porque no tienen coche', explica María Dolores, residente en Llano del Espino y, con 33 años, la excepción juvenil del núcleo poblacional. Ella, como el resto, acude cada seis o siete días a Fuente del Mojón con media docena de garrafas que, dependiendo del calor, gasta despacio o más deprisa.

En función del ingenio, y también del bolsillo, cada familia ha ideado su particular sistema de suministro: desde el modesto bidón de uralita hasta el aljibe que almacena el agua de riego que es bombeada por un motor. 'Lo que ocurre es que el agua del aljibe no es potable. La empleamos para lavar y para el aseo. Aunque no deberíamos ducharnos con ella porque muchas veces baja sucia, con espuma y jabones, y luego vienen los picores en la piel', comenta una sexagenaria de Llano de las Ánimas.

En verano, las colas de vecinos aguardando el turno para recoger agua ha llegado a veces hasta la misma rambla, según constatan Juan e Irene, de 70 y 66 años respectivamente y asiduos a la fuente cada diez días. 'El fregadero se lleva mucho. Mi marido dice que gasto demasiada agua en los platos. Pero es que soy incapaz de enjuagarlos todos con la misma agua', apunta Irene, mientras carga al remolque la última de las 15 garrafas de 25 litros.

La asociación de vecinos Rambla de Albox, con su presidente José Antonio Alfonso a la cabeza, ha solicitado de manera crónica una red de suministro desde el 1998. La última petición realizada al Ayuntamiento consiguió arrancar del senador del PP y alcalde del municipio, Francisco Granero, un compromiso para llevar a cabo las obras en julio de 2001. La paciencia del vecindario parece haber tocado fondo y Alfonso advierte ya de sus propósitos. 'La asociación de vecinos emprenderá acciones legales contra el Ayuntamiento de Albox y el señor Granero si éste no se compromete por escrito a llevar el agua corriente a las casas en un corto plazo de tiempo', ha anunciado el portavoz vecinal. Mientras tanto, lo corriente en los barrios rurales de Albox no será el agua, sino vivir a pesar de su ausencia en el grifo.

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Un matrimonio carga garrafas de agua en un carromato, en la fuente del Mojón de Albox.
Un matrimonio carga garrafas de agua en un carromato, en la fuente del Mojón de Albox.FRANCISCO BONILLA

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