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INDUSTRIA

Auge de las compañías de seguridad israelíes tras los atentados del 11 de septiembre

Mientras las exportaciones se han reducido un 10% en 2001, las de Defensa y Medicina siguen creciendo. Israel ya no sólo exporta naranjas, se ha convertido en el segundo productor de tecnología, tras Silicon Valley

En Israel las conexiones entre tecnología, universidad y ejército son amplias. La seguridad del Estado es una prioridad: viven en permanente conflicto con el pueblo palestino desde 1947.

'Aquí se da una combinación de factores. Los centros educativos dan la teoría, los militares la piden y la industria fabrica la solución', asegura Amiram Shore, presidente de la Unión de la Industria del Software y los Ordenadores.

La actividad militar constituye un programa de entrenamiento que llama a filas a todos los estudiantes. Para los chicos, la mili es de tres años. A ellas les caen 18 meses. Ellos volverán una vez al año hasta los 35.Muchas tecnologías se han desarrollado durante el servicio militar. Por ejemplo, los cortafuegos de Internet comercializados por Check Point. O la mensajería instantánea de ICQ. Aplicaciones o servicios que se traspasan al sector privado. Y se venden en el extranjero. Israel ya no sólo exporta naranjas. El país se ha transformado en el segundo productor de tecnología tras Silicon Valley, en California.

Un cambio en 15 años. La llegada de las ex repúblicas soviéticas de un millón de emigrantes judíos técnicamente cualificados ha contribuido al despegue de la alta tecnología.

Pero 2001 tampoco ha sido un buen año para la empresas tecnológicas israelíes. Entre 500 y 600 han cerrado. Más de 5.000 personas han perdido el empleo y las exportaciones, vitales para un país que sólo mantiene relaciones pacíficas con dos de sus vecinos, se han reducido un 10%, según la Unión de Industrias Electrónicas e Informáticas.

Excepto las de seguridad y médicas. Arie Guez dirige Fantine, a medio camino entre la consultora tecnológica y la inversora de capital riesgo, desde 1997. Sus clientes son las start ups, abundantes en Israel, a las que ayudan a penetrar en Europa. También a la inversa, compañías europeas en busca de productos israelíes. 'Tras el 11 de septiembre la demanda de tecnologías de seguridad se ha incrementado mucho', dice Guez.

La empresa Teldor nació en un kibutz de la baja Galilea (norte de Israel) en 1966. Cuenta con 170 empleados que manufacturan cables. De cobre, fibra óptica, coaxiales, una mezcla de los tres, de baja temperatura, para PC, portátiles, móviles...

El 50% de sus ventas, como en muchas empresas israelíes, se efectúa en el extranjero. Desde el 11 de septiembre, el producto estrella de Teldor es el cable de seguridad: 'Incorpora sensores electromagnéticos que activan una alarma cuando una persona se acerca o simplemente lo manipula. Lo hemos vendido mucho', asegura su presidente, Elisha Ben Nachum.

Durante 2001, mientras el resto de sectores sufría la primera caída de las exportaciones desde hace 50 años -alrededor de un 10%-, según datos del Instituto de Exportación Israelí, las de bienes de seguridad se incrementaban un 19% y las médicas un 20%, según la Unión de Industrias Electrónicas e Informáticas de Israel.

Sólo en Estados Unidos George W. Bush quiere aumentar en 48.000 millones el gasto en Defensa. Y las empresas norteamericanas desgravan por la compra e instalación de este tipo de sistemas informáticos.

La reja que todo lo ve

Uno de los clientes de Teldor es Magal, fabricante de vallas de seguridad para espacios exteriores. No son simples cercos. Llevan cámaras, sensores, alarmas y están conectados a un equipo informático central, controlado por un vigilante a través de un circuito cerrado de televisión.

Estas vallas se usan, por ejemplo, en centrales nucleares, cárceles, parlamentos o explotaciones petrolíferas. 'Del modelo DTR2000 tenemos 4.000 kilómetros instalados por el mundo. Da entre un 96% y un 98% de efectividad. Quien le ofrezca el 100% no sabe de lo que habla o miente', asegura Emmanuel Shaked, vicepresidente de Magal y general retirado del ejército israelí.

Magal fue una subsidiaria de la Industria Aeronáutica de Israel (IAI). Creada en 1969, se privatizó en 1984 y opera en el Nasdaq. Sus acciones han subido un 316% en 2001, por la mayor demanda de seguridad en los aeropuertos. 'Nosotros, desafortunadamente, siempre tuvimos mucho trabajo. Cada año crecemos un 20% y las previsiones para 2002 son todavía mayores', asegura su presidente, Jacob Even Ezra.

Check Point, uno de los mayores fabricantes de software de seguridad informática (cortafuegos), ha aumentado las ventas un 24% 'durante un año de retos macroeconómicos inusuales', dice su presidente, Gil Shwed.

A una escala menor, Whale Communications, que crea soluciones de seguridad para aplicaciones de correo web, también ha notado la mejoría. 'Había empresas que nos tenían en stand by. Esto ha cambiado', asegura Yair Tsoran, el jefe técnico. La compañía es una de las que ayudan a mejorar la seguridad del Exchange Server de Microsoft.

El sector de las infraestructuras de telecomunicaciones ha sido el peor parado en la crisis israelí.

Causas: la dependencia del mercado estadounidense (también en crisis), el fin de la burbuja Internet y el freno de las inversiones de capital riesgo, entre otras. Nada que ver, dicen algunos, con el conflicto palestino. 'Hace 50 años que estamos igual. Vivimos momentos mucho más fuertes con la guerra del Golfo y aun así la industria se ha desarrollado. La caída del Nasdaq es mucho más importante', asegura Guy Benhaim, CEO de Iamba.

La segunda Intifada sí afecta al turismo: tres millones de personas han dejado de visitar Tierra Santa. Un descenso del 60%. Y a la estabilidad del Gobierno de Sharon. 'Para la mayoría de ciudadanos el mayor problema es la guerra [con Palestina]. Los gobiernos no sobreviven si no lo manejan bien', dice el director del Instituto de Exportación, Israel Shotland.

La mano como pasaporte

Ben Gurion,en la capital de Israel, Tel Aviv, pasa por ser el aeropuerto más seguro del mundo. Su recinto está literalmente vallado. El viajero cruza múltiples controles de seguridad y su equipaje es minuciosamente registrado por amables vigilantes, hasta que finalmente consigue acceder a la puerta de embarque. Yair sale a las cuatro de la tarde hacia París. 'He llegado con tres horas de antelación. No quiero perder el vuelo'. Este joven de 17 años desconoce Express Entry, un sistema de reconocimiento biométrico, implantado por EDS con tecnología estadounidense y que funciona en el Ben Gurion desde 1999 exclusivamente para los ciudadanos israelíes. Cuando éstos acceden a la terminal tienen dos opciones. Seguir las flechas de la cola y responder a las preguntas de los agentes de seguridad o pasar por una de las 35 cabinas de Express Entry instaladas en el aeropuerto. La persona introduce en la máquina los datos personales que aparecen en el pasaporte, la tarjeta de crédito -que en Israel lleva incorporado un certificado digital de identificación y, por lo tanto, funciona como una tarjeta inteligente- y su clave de acceso, de cuatro dígitos. La información es transmitida inmediatamente a la base de datos del Ministerio del Interior israelí para contrastar su veracidad. El siguiente paso consiste en posar la mano derecha en el escáner para que el identificador biométrico certifique que quien dice ser corresponde con quien realmente es por los parámetros de la mano, también almacenados en la misma base de datos. Si la identificación es correcta, el pasajero se evita todos los controles existentes antes de facturar el equipaje. Hasta puede conseguir la tarjeta de embarque, si introduce previamente los datos del vuelo en la máquina. De momento, sólo el 14% de los viajeros israelíes lo usan. ¿Por desconocimiento o por temor a la pérdida de privacidad?

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