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Reportaje:Aulas

Un estudio apela a un sistema educativo basado en métodos usados por las élites intelectuales en España

El modelo fomenta la retórica y la historia frente a los apuntes memorizados

La memorización de los apuntes ha hecho bandera del sistema educativo oficial actual, creando unos vacíos y lagunas en los alumnos criticados con harta frecuencia por la propia comunidad educativa. Un profesor de la Universidad de Almería advierte en su libro La educación literaria (Síntesis, 2001) de la necesidad de un cambio del modelo inspirado en el que usaron los mentores del pensamiento crítico en España. Gabriel Núñez, el autor, aboga por los sistemas que cultivaron a Lorca, Dalí, Nicolás Salmerón o Menéndez Pelayo, entre otros. 'Será necesario hacer esto por las directrices de la LOGSE', advierte.

El profesor titular de Didáctica de la Literatura en la Universidad de Almería, Gabriel Núñez, plantea en su ensayo los perfiles de la historia de la educación literaria partiendo del momento en que se instaura el moderno sistema escolar. De este modo, Gabriel Núñez reconstruye un vacío historiográfico y educacional al desvelar que el modo en que practicamos la lectura literaria ha sido ahistórico. 'Existen otros modos y modelos en los que se educó a gente de otras generaciones con los que aprendían a hablar bien. A esto se añade el hecho de que las élites intelectuales y de vanguardia se educaran en una institución heredera de la institución libre de enseñanza, con modelos totalmente distintos a los de la enseñanza pública y oficial. Era una obligación mía traer a la luz el modo en el que se educaron', explica Núñez.

Aquellos sistemas, siempre relegados de la esfera oficial, hacían de la lectura el centro de su educación. 'Aquí ahora se aprende a golpe de apuntes. Hemos convertido la memorización de apuntes en el sistema educativo oficial', subraya el autor. Dichos métodos basaban la educación lingüística en el aprendizaje de los usos lingüísticos, no en la gramática. Además, la educación literaria se asentaba sobre fundamentos estéticos y no en la historia de la literatura. 'Esto último es vital para crear gente que aprecie después los valores del arte y tenga cierta sensibilidad, porque con la historia de la literatura se contribuye sólo a formar en el credo nacionalista romántico', apunta Núñez.

En La educación literaria, coeditada por el Instituto de Estudios Almerienses, el profesor Núñez plantea una revisión del modelo anterior al sistema educativo de la modernidad -instaurado a mitad del siglo XIX- basado en la retórica.

'Habría que estudiar cuál eran los aspectos buenos de ese modelo para trasladarlo a las aulas', dice el autor, que aprecia una desvirtuación en el sistema presente. 'Cuando en 1845 nace el modelo actual lo hace para las minoritarias clases medias en cuyo entorno había un cariño extremo por las humanidades y la cultura. Hoy ese modelo no es válido porque asistimos a una educación de masas'.

El modelo retórico, con la oratoria destilada por personajes como Castelar o Salmerón; el institucionalista, con las 'extraordinarias' ideas de arte encarnadas en Federico García Lorca o Ginés de los Ríos; y el historicista, que el autor asigna a Menéndez Pelayo, quedan enfiladas en el ensayo como las vías imprescindibles para construir un discurso nuevo de la educación literaria. 'Será necesario hacer esto por las directrices de la propia LOGSE. O construimos sobre pilares históricos o inventamos la rueda. El problema será cómo conectar esto con las aulas de primaria y secundaria', concluye Núñez.

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