_
_
_
_
Reportaje:OFERTAS DE EMPLEO

Una bolsa de trabajo nacional

Los servicios de 38 universidades se unen para mejorar la inserción de sus estudiantes

Amaya Iríbar

Los universitarios españoles tardan casi dos años de media en encontrar su primer empleo. Aunque el plazo varía mucho en función de la titulación y del entorno empresarial, es evidente que existe una brecha entre lo que los estudiantes aprenden y lo que les piden las empresas. Para paliar esta situación, los servicios de orientación laboral de 38 universidades se han unido en UnivEmpleo.

UnivEmpleo trabaja en dos direcciones: facilitar la inserción laboral de los estudiantes y mejorar los propios servicios

Una alumna recién licenciada de la Universidad de Alicante ha conseguido trabajo en Cataluña a través del servicio de orientación laboral de la Universidad Autónoma de Barcelona. Este tipo de colaboración, que parece natural, es el resultado de UnivEmpleo, la red creada por 38 universidades -la de Navarra es la única privada- para hacer más eficaces estos servicios que, mal que bien, funcionan ya en casi todas las universidades.

El trabajo que tiene por delante la red es reducir la brecha que separa a los estudiantes del mundo laboral, que el Instituto Nacional de Estadística ha cifrado en 22,9 meses de media. Ese tiempo de espera hasta conseguir su primer trabajo es menor que el que pasan los españoles con estudios inferiores -casi tres años y medio en el caso de educación primaria- y varía mucho en función de la región (ver cuadro) y de los estudios que han seguido.

Hay titulaciones que lo tienen más fácil porque en su oferta de empleo hay muchos puestos que no exigen experiencia, como Informática o Técnico de Empresas, asegura la consultora Círculo de Progreso. Pero cada año se gradúan en las universidades españolas unos 200.000 jóvenes, más de la mitad de los cuales han estudiado carreras de humanidades o ciencias sociales y jurídicas.

Los servicios de orientación de las universidades, cuyo origen está en los años setenta, intentan hacer de puente para todos ellos, y ofrecen información sobre prácticas o becas, gestionan ofertas de empleo que les llegan de las empresas, una bolsa de trabajo y, los más avanzados, orientación para reciclarse o para fomentar el autoempleo, algo en lo que no suelen pensar los estudiantes. No todos los alumnos pasan por estos servicios, que son muy diferentes. Por el de la Universidad Complutense de Madrid, la más grande por número de alumnos (95.000), lo hicieron el año pasado alrededor de 30.000, explica su directora, Margarita Mateos.

La idea de UnivEmpleo, que alcanza al 77,7% de la población universitaria, es coordinar las actuaciones de estos servicios en dos líneas: facilitar la entrada de los estudiantes en el mercado laboral y mejorar los propios servicios. Los implicados comparten ya información, han comenzado a reunirse con otras instituciones de empleo juvenil y trabajan en temas de formación, calidad de los servicios, nuevas tecnologías y financiación de UnivEmpleo, que no tiene un presupuesto propio.

Aún quedan pequeñas trabas. Como decidir si los centros compartirán las ofertas de empleo que no logren cubrir con sus propios alumnos. Se trata de un tema espinoso porque las empresas que se dirigen a estos servicios lo hacen teniendo en cuenta la universidad, explica Francisco Javier Landa, de la Universidad de Navarra.

El principal beneficio es de economía de escala. Los servicios podrán pedir subvenciones y fondos europeos que hoy les están vetados, según la presidenta de UnivEmpleo y responsable del servicio de la Universidad de Alicante, Rosa María Torres, por cuestión de tamaño.

El desafío del nuevo mercado

Las consultoras especializadas en recursos humanos utilizan una palabra que ni siquiera aparece en el diccionario para definir la capacidad de un candidato para conseguir y mantener un empleo o sucesivos a lo largo de toda la vida profesional: empleabilidad. El concepto nació ligado a la nueva economía y a un mercado laboral cada vez más flexible que somete a los trabajadores a una mayor presión para no quedarse fuera de juego. Cuando un consultor habla de empleabilidad se refiere a esa capacidad, que puede verse desde el punto de vista de las empresas -qué tienen que saber los empleados para ser útiles a la compañía- o de los trabajadores y candidatos -qué debo hacer para que el fin de un contrato no me deje mucho tiempo en el paro-. El problema es que se trata de un concepto imposible de medir, reconoce Jorge Salinas, director general y consejero delegado de Coutts Consulting España. Esta capacidad depende mucho del nivel y tipo de estudios adquirido, que es la línea de salida de cualquier carrera profesional. Pero también de la capacidad de cada uno para seguir formándose o, incluso, para adaptarse a los cambios. En cuanto a los estudiantes universitarios, muchos ya intentan mejorar esta capacidad, quizá sin saberlo, con formación complementaria: idiomas e informática sobre todo, pero también cursos de posgrado de especialización o prácticas profesionales en empresas. Quizá los que más problemas de empleabilidad sufren son los estudiantes de carreras de Humanidades (24.604 graduados al año, según los últimos datos oficiales). La oferta de empleo cualificado para estos licenciados ha crecido, sin embargo, un 0,4% en el último año, según el análisis de Infoempleo y ya representa el 1,9% de la oferta total para puestos cualificados. 'Cada vez parece más claro que el ingreso en el mercado laboral de estos licenciados depende, en gran medida, de la formación complementaria', subraya la directora general de Infoempleo, María Benjumea.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_