Bush abre la Casa Blanca a la televisión
Justo antes de un nuevo episodio de la serie El ala oeste de la Casa Blanca, la NBC emitió en la noche del miércoles un documental sobre 24 horas en el edificio presidencial que por primera vez mostraba habitaciones y reuniones en las que nunca antes había entrado una cámara de televisión. Aunque consiguió conquistar a la audiencia, cayó inmediatamente en el publirreportaje. Tom Brokaw, el periodista estrella de la cadena, lo reconocía en la introducción: 'Nos consta que algunos planes de la agenda presidencial se hicieron sabiendo que nuestras cámaras estaban allí para grabarlos'.
Bush quedaba de maravilla. Ahora los espectadores saben incluso lo bien que hace gimnasia. Y despliega siempre que puede esa cordialidad pueblerina en la que, según algunos, radica su encanto político: cuando las cámaras lo graban hablando por teléfono se le oye decir: 'Eh, Tony, ¿qué pasa?'. Luego aclara: 'Era Blair'. El programa permitía saber que Bush sigue comiendo pretzels a pesar del desmayo que sufrió cuando se atragantó con una de esas galletas la semana pasada: 'He vuelto a comerlos, y los trago bien', aseguró.
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