"Los ochenta fueron los años más brillantes de la música en España"
El cantante Miguel Bosé ha logrado mantener y expandir su carrera desde que en 1976 publicó su primer éxito, Linda. Hoy termina, en el teatro de la Zarzuela, de Madrid, su representación como narrador en El martirio de san Sebastián, de Debussy, junto al grupo teatral La Fura dels Baus y el director de orquesta Lorin Maazel. Además, prepara su gira Sereno 2002, que comenzará en San Salvador (Honduras) el próximo 22 de febrero y llegará a España a mediados de julio. Serán más de setenta conciertos para presentar en directo su último disco, Sereno, del que ya ha vendido más de 200.000 copias. Pero Bosé, a sus 45 años, es también un cronista ideal de las últimas décadas de música en España. Con una veintena de discos, el cantante ha conocido como pocos el mundillo musical español. Y, en especial, los años de la movida. Precisamente, su canción Sevilla se ha incluido dentro del segundo disco de la colección Un País de Música II: Los alegres 80 (volumen I), que se pone a la venta mañana.
'Andy Warhol coleccionaba discos de cantantes latinos. Y, entre otros muchos, tenía casi toda mi discografía en su casa'
'Bandido' fue un disco que hice prácticamente en la clandestinidad. Fue la primera vez que empecé a escribir cosas mías'
Pregunta. Los ochenta son el paso del gris a la fiesta en España. ¿Cómo los recuerda?
Respuesta. Como el mejor momento de la música en España. Ya se había venido fraguando en los setenta. Pero con el cambio de régimen las cosas explotaron. Todo se alimentaba de lo que tenía cerca. La música, del cine; el cine, de la literatura; la literatura de la pintura. Los artistas tenían muchas cosas que decir en todos los campos. Creo que ha sido la década más brillante.
P. Pero los ochenta significan también para usted el descubrimiento de la noche, ¿no?
R. Me tomé mi primera copa el 20 de diciembre de 1988. Y, a partir de ahí, me lancé en una espiral de salir noche tras noche. Hasta que un día me dije: 'Muy bien, hasta aquí hemos llegado', y ahora salgo sólo cuando me apetece realmente.
P. ¿Y qué le enseño esa noche de los ochenta?
R. Descubrí que estaba llena de mucha fanfarronería, pero también que allí se escondía un filón de gente del que se podían sacar muchas cosas. Me enseñó que estaba llena de promiscuidad. Descubrí que era una gran industria y que en cualquier esquina se podía encontrar todo aquello que quisieras ir buscando. Fue una etapa muy salvaje y delincuente que se desató en ese momento de mi vida y creo que me ha servido como una terapia estupenda.
P. ¿Cómo tomó contacto con Andy Warhol para que le hiciera la portada del disco Bandido, en el que se incluye su canción Sevilla?
R. Fue gracias a una casualidad y a Bianca Jagger. Me la encontré en Londres y le comenté que estaba pensando en pasar una temporada en Nueva York. Entonces ella me dijo que por qué no probaba algo más moderno para la siguiente portada, la que sería de Bandido. Me citó un buen número de pintores, entre ellos Warhol. Y le hice caso. En Nueva York le conocí y le propuse que se ocupara de ese trabajo.
P. ¿Qué fue lo que más le sorprendió del personaje?
R. Pues que, al igual que ahora, a nosotros nos da por coleccionar discos de músicas atípicas, buscamos sonidos étnicos que no se hayan escuchado mucho, nos fijamos en cantantes asiáticos; pues a él resulta que le dio por coleccionar discos de cantantes latinos. Y, entre otros muchos, tenía casi toda mi discografía en su casa. También discos de Ana Belén y de Lola Beltrán, por ejemplo.
P. ¿Bandido fue un punto de inflexión en su carrera?
R. Desde luego. Recuerdo que por ese disco me quedé sin casa de discos. Me echaron de CBS. Fue un disco que hice prácticamente en la clandestinidad total y absoluta. Fue la primera vez que empecé a escribir cosas mías y a atreverme con otro tipo de expresión musical. Si no hubiera sido porque me encontré con el productor y teclista Roberto Colombo, mi gran maestro, que es el que tira de mí y me empuja a apostar por ese nuevo camino, yo no estaría donde estoy ahora mismo.
P. Pero si le iba muy bien con Linda, Super Supermán, Don Diablo... ¿Por qué decidió dar el giro?
R. Porque dejó de gustarme. Cuando cantaba esos temas era lo que me gustaba, apostaba por ellos. Pero llegó un momento en que quise plantearme mi carrera de otra forma. Tal vez porque estaba harto de las persecuciones de las masas, de no poder salir a la calle. Creo que fue un intento de romper con todo eso. Si hubiera seguido haciendo aquel tipo de música, me hubiera sentido tremendamente infeliz.
P. Por cierto, aquélla fue también la época de la provocación, en la que salía con faldas a cantar cuando todavía no existía John Galliano.
R. No era una falda, sino un saragüey, que es una prenda que se utiliza en los arrozales valencianos. ¿Pero a que nadie dice que los samuráis llevan falda? Pues esto es lo mismo. Y tampoco es que fuera una cosa provocativa, es que a mí me gustaba vestir así, y no sólo lo hacía en el escenario. Es lo mismo que la época en la que me dio por llevar tacones para ir por la calle. Para mí era algo cotidiano.
Babelia
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