Gracias, don Camilo
Yo tenía 15 años y vivía una vida típicamente norteamericana: ignorante de muchas cosas de este mundo, una de las cuales era el mundo de la literatura española. Mi padre decidió llevar a nuestra familia a Ecuador para que mi hermana y yo conociéramos el país natal de él y mi madre.
No hablaba casi nada de castellano y me pusieron en el Colegio Americano de Quito, donde las clases se daban en una lengua casi desconocida por mí.
Resumo las notas que obtuve en ese calvario de trimestre: Don Quijote, 0/20; Lazarillo de Tormes, 9/20; Fortunata y Jacinta, 4/20; Platero y yo, 10/20; Nada, 11/20; La barraca, 13/20; etcétera. Sólo hubo un momento de sol ese trimestre en aquella clase, la que me producía un dolor de estómago por la angustia de 90 minutos de tortura. Abrí La familia de Pascual Duarte y me di cuenta de que no necesitaba hacer un esfuerzo sobrehumano. Yo absorbí la obra de Cela con gusto, fervor y con lucidez.
Cuando la profesora me entregó el examen, estaba esperando un mar rojo de correcciones como la sangre del perro del primer capítulo. Sí había rojo, pero estaba en forma de un 18/20 y con las palabras 'muy buen examen, Diego'. Me sentía feliz y que había logrado algo en un mundo ajeno para mí, el mundo literario. Gracias a ese libro, después de muchos años dedicados a la rebeldía rockera, poco dinero y con la melena larga y rubia, volví a coger aquel libro que me ayudó en mi adolescencia.
Me corté el pelo, me puse a trabajar y a estudiar hasta completar mi carrera; decidí hacer mi licenciatura en UCLA en Literatura Española. Me gradué con honores y ahora estoy en Madrid terminando una maestría en español: lengua, literatura y cultura.
Como toda España y el mundo, literario y no literario, echaré de menos la presencia de don Camilo, pero cada vez que cojo La colmena, Pascual Duarte, Pabellón de reposo, etcétera, sé que una parte especial de él estará conmigo y con todos los que le lean. Gracias, don Camilo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Harald de Noruega y Mette-Marit opinan sobre la imputación de Marius Borg: “Lo que más me molesta es que me critiquen por cómo lo hemos gestionado”
Muere un joven al caer accidentalmente al agua en el puerto de Barcelona
Cataluña, en alerta por lluvias, nieve y viento en un viernes marcado por la inestabilidad
Junqueras avisa de que la recaudación del IRPF es “imprescindible” para negociar los presupuestos de Sánchez e Illa
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- TVE se reivindica (con pulla) en su gran noche televisiva




























































