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Reportaje:REPORTAJE

La derecha sale del armario... en Noruega

Ramón Lobo

El argumento parece sencillo: un ministro de Economía, miembro de un partido democristiano, legaliza la relación con su pareja de los últimos 21 años. El ministro se llama Per-Kristian Foss, tiene 52 años y su par es varón. Ambos son homosexuales. Y noruegos.

'Se trata de un referente muy importante', asegura Pedro Zerolo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas y Gays de España; 'es la primera vez que un ministro, en ejercicio de su cargo y militante de un partido conservador, se casa con su pareja homosexual'. 'Hay gays en todos los ámbitos y en todos los partidos, también en los conservadores; es una cuestión ideológica, esto es parte de la normalización', añade Ricardo Llamas, director adjunto de la revista Zero.

'Si existen ministros gays en el Gobierno, no sé cómo pueden votar una cosa y mirar después a los ojos a su pareja', asegura Ricardo Llamas, de la revista 'Zero'
'Mucha gente se acerca para conocer cuáles fueron las razones que me decidieron a decirlo en público, incluida gente del PP', dice Jerónimo Saavedra

'La boda representa una gratísima sorpresa desde un punto de vista político, pues se trata de un ministro de un partido que no admite en su programa la ley de matrimonio para parejas del mismo sexo', afirma el canario Jerónimo Saavedra, ex ministro socialista.

En muy pocos años, los homosexuales europeos han transitado desde una clandestinidad, que Llamas tilda de 'vergonzante', a ocupar destacados espacios públicos. El bailarín y coreógrafo Nacho Duato sostiene que para un artista resulta menos traumático salir del armario, pues los clichés están más vinculados al mundo de la expresión artística.

Dar el paso

'Me acusaron de electoralismo cuando hice pública mi homosexualidad', recuerda el diputado socialista Miguel Iceta, 'pero desde entonces sólo ha dado el paso Jerónimo'. Ni Iceta ni Saavedra ni el teniente coronel José María Sánchez Silva han notado hostilidad o recelo desde que se hicieran visibles ante los demás, más bien al contrario. 'Muchos se acercan para contarme su situación y para conocer cuáles fueron las razones que me decidieron a decirlo en público, incluida gente del PP. Y eso me gustó', dice el ex ministro.

La normalización de la que hablan todos empieza a ser evidente en el campo de la política. El caso más extraordinario fue el del nuevo alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, que se adelantó a las posibles mofas homofóbicas de los periódicos sensacionalistas con una declaración rotunda: 'Soy homosexual, ¿y qué?'. La frase quedó acuñada como lema electoral, no tanto por él, que no la empleó, sino por sus seguidores. El golpe publicitario resultó demoledor; sus rivales, desde los cristianos a la extrema derecha, inventaron frases calcadas: 'Voto a Steffer, ¿y qué?'. 'Mi marido es republicano, ¿y qué?'. Las copias fracasaron con estrépito en las urnas.

El alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoe, también es homosexual. Su salida del armario no le restó simpatías ni votos; ganó con una mayoría abrumadora, desalojando a la derecha de un feudo seguro. Ahora, el ministro noruego Foss conduce esta normalización hasta las orillas de la derecha religiosa, el sector más alérgico a acabar con la discriminación sexual y equiparar las parejas homosexuales a las heterosexuales.

'Entre España y Noruega no existe una gran diferencia en el estado de opinión pública', apunta Zerolo. 'Las últimas encuestas oficiales detectan un apoyo creciente y sostenido a los matrimonios homosexuales, por encima del 60% y del 66%; son datos similares a los de Noruega y a los de Holanda hace un año', el único país donde la equiparación es total. 'La diferencia es legislativa, aquí el Partido Popular se opone a la equiparación y ha votado sistemáticamente en contra en el Parlamento', añade.

Llamas, director adjunto de Zero, revista que en los últimos números ha anunciado algunas salidas del armario, como la del teniente coronel Silva, es muy directo en sus declaraciones: 'Si aplicamos la estadística social, entre cinco y diez diputados del PP han votado en contra de sí mismos... Si existen ministros gays en el Gobierno, tal y como se dice, no sé cómo pueden votar una cosa y mirar después a los ojos a su pareja'. Para Saavedra, la boda del ministro no tiene por qué tener un efecto contagio. 'Lo único es que algunos se sentirán más seguros; ya no serán los primeros si llegara a saberse'.

'Para una mujer resulta más difícil que para un hombre, hay más prejuicios', asegura Beatriz Gimeno, 'por eso no se da el mismo número de salidas del armario. Las relaciones lésbicas siempre han despertado el morbo entre los heterosexuales en una sociedad que aún es machista'. 'Se dan casos en los que se dice que ésta o aquella persona pública es lesbiana u homosexual; incluso si esa información es conocida y aceptada, y no afecta a sus votantes, ellos viven la situación con tensión. Es parte de la doble moral de la derecha española', dice Llamas.

'Salir del armario es una decisión personal, no podemos exigírsela a nadie; lo único que pedimos es que no exista discriminación por razones de sexo', añade Zerolo. El ex ministro Saavedra asegura que esa decisión es difícil en el entorno familiar. Llamas está de acuerdo. Un hombre de la cultura, que sus amigos conocen su homosexualidad, pide el anonimato: 'Es que aún no he salido del todo, mis padres no lo saben'. Esta misma fuente cuenta divertido el caso de un amigo que, tras darle muchas vueltas al asunto, decidió contarlo. Sus padres replicaron: 'Parecía que nunca lo ibas a decir'.

Todos sostienen que la homosexualidad nada tiene que ver con la ideología, la profesión o la clase social. 'Es algo transversal', afirma Zerolo, y afecta al 5% o al 10% de la población. El objetivo, dicen, es llevar a las leyes la misma normalidad que ya existe en la calle.

Iceta asegura que muchos de los argumentos esgrimidos por los sectores próximos al Opus Dei de la derecha recuerdan a los que se aireaban en los debates de la ley del divorcio, y cita a la revista The Economist, defensora de la legalidad de los matrimonios homosexuales, pues, a su entender, refuerza a la familia y dan estabilidad.

A ninguno de los entrevistados le molesta que un caso como el noruego sea noticia de primera página. 'El objetivo a medio plazo es que no lo sea', apunta Iceta. Llamas asegura que 'la dimensión pública de la boda del ministro noruego es indudable, y por eso es relevante'. Saavedra cree que con el acto político de divulgarlo, Foss trata de empujar a su país a adoptar una legislación más permisiva, equiparable a la liberal Holanda.

'Unos países venden jamones; otros, ideas y tolerancia; creo que en España, a pesar de los avances de los últimos años, se está perdiendo el tren', se queja Zerolo.

El ministro noruego Per-Kristian Foss y su compañero, Jan Erik Knarbakk.
El ministro noruego Per-Kristian Foss y su compañero, Jan Erik Knarbakk.EPA

Parejas de hecho, contratos de unión y adopciones

ALFONSO ALONSO es heterosexual, treintañero, casado y tiene ideas propias. Su partido, el PP, rechaza equiparar los matrimonios heterosexuales a las parejas homosexuales. 'Hay que llevar a la ley lo que es normal en la calle', asegura. 'Hay que romper barreras y emplear el sentido común'. Alonso es partidario de los matrimonios homosexuales y piensa que el asunto de las adopciones, sin declararse a favor, no debe ser contemplado por la ley. 'Un hombre mayor de 45 años tiene, por ejemplo, muy difícil la adopción, pero no le está prohibido. En el caso de los homosexuales, la decisión la deben tomar los psicólogos y pediatras que habitualmente toman estas decisiones en los casos de las parejas heterosexuales'. En la ponencia que ha preparado la ministra de Educación, Pilar del Castillo, y que se debatirá en el congreso del PP, se cierra la posibilidad de una reforma del Código Civil, que en tres de sus artículos habla de matrimonio de hombres y mujeres, y no de personas, mucho más ambiguo. Del Castillo resucita en su texto la figura de los contratos de unión, algo que rechazan los colectivos homosexuales, pues se excluye la afectividad como motor del enlace. 'Una relación de pareja no es un contrato económico; se trata de una decisión libre de dos personas que se quieren', dice Ricardo Llamas, director adjunto de la revista Zero. La diputada del Partido Popular Rosa Estarás sostiene que no es tan sencillo. 'Hay que definir muy bien lo qué es afectividad para evitar abusos. No vamos a crear más problemas al ministro de Economía'. Estarás asegura que es la Constitución y la doctrina del Tribunal Constitucional, las que impiden la equipación entre matrimonio y parejas de hecho. 'Las nuevas formas de pareja son una realidad que hay que contemplar, pero se trata de dos cosas distintas y aún está por crear el orden normativo de la segunda'. El PP se opone a la adopción por parte de parejas homosexuales. Estarás dice que aún no existe información científica suficiente para determinar el impacto sobre el niño. 'Dentro de unos años tenedremos más datos y se podrán tomar las decisiones correctas. Tenga en cuenta que sólo está admitida en Holanda y en algunos Estados de EE UU. La adopción no es posible ni siquiera en Noruega (...) En este asunto prefiero ser furgón de cola que locomotora'.

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