Sobrecogedora aventura

Mamá Viola tenía 84 años cuando decidió ser la madre de su nieto Walter. La aventura no era fácil, pero era necesaria. Walter, hijo de padres drogadictos, nació con el síndrome de abstinencia y su madre lo abandonó. A los cuatro años falleció su padre. Ahí entró en juego la anciana: sería una madre para Walter. El relato es sobrecogedor, intenso y espontáneo, pero demasiado esquemático. ¿Qué pasa por la cabeza de Walter mientras la anciana emprende su odisea? La cámara muestra el empeño de la abuela en dotar de serenidad a un niño herido por la huella de las drogas, pero Walter es consciente de lo efímero de ese vínculo con una mujer que vive su última batalla contra el tiempo. Se los ve jugar en el parque con un balón que ella mueve airosa, aunque sea incapaz de encestarlo, pero a él se le escapa un reproche, quisiera que ella fuera más joven. Aun así, se aferra a este frágil puente afectivo, el único que tiene a su alcance. Cuando Mamá Viola sufre un infarto, Walter se desborda y pasa de la carantoña a la hosquedad. La abuela tiene fe, pero el niño tiene miedo. Walter volverá a las institución: pero ¿alguien puede dudar de que el poso dejado en él actuará como un faro en la vida del chico?

['Mamá Viola', emitido en Documentos TV (La 2) el pasado miércoles, fue seguido por una media de 556.000 espectadores, con una cuota de pantalla del 5,2%].