Tergiversar la historia
Al volver a Cataluña, tras tener que irme de España por razones políticas en 1962, me ha sorprendido la tergiversación que se está dando a la historia reciente de este país, y en especial a la de la República, por qué ésta fue interrumpida por el Ejército encabezado por Franco y de la dictadura que éste estableció, que se distinguió por ser la más cruel y sanguinaria que hubo en Europa occidental en el siglo XX, más incluso que las dictaduras nazi en Alemania y fascista en Italia en tiempos de paz. Más de 200.000 personas fueron asesinadas por la dictadura franquista, otras 200.000 murieron en prisión o en campos de concentración y más de un millón tuvieron que dejar España por razones políticas. Todo esto se ha olvidado como consecuencia de la manera en que se llevó a cabo la transición de la dictadura a la democracia, bajo un gran dominio de las fuerzas conservadoras y una gran debilidad de las izquierdas, salidas de una etapa enormemente represiva.
No es cierto que tuvimos una dictadura porque éramos pobres, sino que fuimos pobres a causa de la dictadura
Desde entonces ha habido un intento exitoso de reinterpretar aquella dictadura por parte de personas procedentes de la nomenclatura franquista que gozan de grandes cajas de resonancia en medios conservadores. Un ejemplo es el profesor Fabián Estapé (que fue vicerrector y rector de la Universidad de Barcelona, nombrado por el Gobierno franquista y también colaborador de Laureano López Rodó), quien en sus frecuentes entrevistas -incluyendo la última, en el número 381 de la revista del RACC (que alcanza 400.000 suscriptores en Cataluña), en el año 2001- indica que la dictadura fue necesaria en España debido a la pobreza de la mayoría de la población. En realidad -dice Fabián Estapé (F. E.)-, el dictador tuvo la clarividencia de crear, a través de sus políticas públicas, unas clases medias que ofrecieron la estabilidad necesaria en un régimen posterior a la dictadura. Así, F. E. cita con aprobación al dictador, al que atribuye haber dicho (en una entrevista con el embajador de EE UU, preocupado por el vacío de poder que podría ocurrir tras la muerte de Franco): 'La política social que he llevado a cabo durante 40 años', dice Franco, 'ha creado unas clases medias que tienen tantas cosas que conservar que no pasará nada cuando yo desaparezca'. Como consecuencia de esta visión, López Rodó, a quien F. E. también cita con aprobación, veía que la democracia sólo podría llegar a España cuando alcanzáramos un nivel de renta per cápita de 2.500 dólares, aun cuando F. E. es más pesimista y cree que la cifra era demasiado baja. Se requería, a su juicio, alcanzar un nivel de renta más alto en España para poder tener democracia. Sólo cuando la gente pudiera comprarse un Seat 600 -dice F.E.- podríamos tener democracia en España. La gran sabiduría de López Rodó, añade F. E., consistía en posibilitar a través de sus políticas públicas (que F. E. diseñó) el desarrollo económico, que nos trajo la democracia.
Esta tesis, sin embargo, ignora algunos hechos elementales. Uno es que otros países con el mismo nivel de renta que el español gozaban de democracia. No era, pues, la pobreza la que explicaba la necesidad de tener dictadura. En realidad, cuando ésta se impuso en España, el PIB per cápita español era semejante al de Italia. Al final de la dictadura, el nivel de riqueza de España era sólo el 65% del de Italia. El año en que murió el dictador España tenía los indicadores de bienestar económico y social (tales como mortalidad infantil, gasto social y público per cápita, capacidad adquisitiva de las familias, entre otros) más bajo de Europa occidental, junto con Grecia y Portugal, que habían sufrido dictaduras semejantes. Estos y muchos otros datos demuestran que la dictadura significó un enorme coste económico y social para el país y fue responsable de su retraso en relación con los otros países de la Europa occidental, algunos de los cuales tenían el mismo nivel de riqueza que España en la década de 1930. No es cierto que tuvimos dictadura por ser pobres, sino que fuimos pobres porque teníamos dictadura. Es más, en España hubo una experiencia democrática exitosa durante la República, cuando nuestra renta per cápita era incluso menor. La República inició grandes reformas económicas y sociales y cuando aquel proceso democrático fue interrumpido, no lo fue por la gente pobre y humilde, sino por personas ricas y con privilegios, que veían éstos afectados por las reformas democráticas. Sectores de las clases medias, temerosas de los cambios, también apoyaron al fascismo. La dictadura representó los intereses de los poderosos, y reprimió a las clases trabajadoras, represión no sólo policial, sino también económica. Es un error creer que la dictadura franquista tuvo en la etapa de López Rodó unas intervenciones económicas buenas que entraban en contradicción con las actuaciones políticas represivas. La realización de las políticas económicas requería aquellas políticas represivas, incluyendo la falta del derecho de sindicación.
La enorme pobreza impuesta por aquel régimen determinó que más del 35% de la clase trabajadora tuviera que emigrar. Y fueron los ingresos enviados a las familias españolas por los esposos y hermanos inmigrantes, junto con el turismo, lo que permitió la acumulación de capital, base del desarrollo desigual del franquismo tardío. La clase trabajadora fue la que realizó la mayor resistencia al franquismo, motivada por el deseo de organizarse y defender mejor sus intereses. Franco y su nomenclatura no tenían en mente el beneficio de los españoles, sino la defensa a ultranza de sus intereses particulares, que se sintieron amenazados por las movilizaciones populares. La izquierda, a la que F. E. ridiculiza en su entrevista, tuvo un papel importante en estas movilizaciones, cuyo objetivo primordial fue defender sus intereses en libertad y democracia.
Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la UPF.
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