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Los precios subieron un 1,7% en Alemania el año pasado

Alemania finalizó el año pasado con un 1,7% anual de inflación, idéntico al de noviembre, según los datos definitivos dados a conocer ayer por la Oficina Federal de Estadísticas. En la comparación mensual, el aumento fue del 0,1%, mientras que el índice armonizado europeo se situó en un 1,5%, cinco décimas por debajo del objetivo del 2% del BCE.

Como sucedió en los meses precedentes, la desaceleración tuvo mucho que ver con la caída de los precios del petróleo y sus derivados y, en especial, de los carburantes para la calefacción, que en diciembre pasado costaron una cuarta parte menos que en el mismo mes de 2000. Los alimentos, por contra, se siguieron encareciendo (5,3%), aunque la Oficina Federal de Estadísticas estima que en este segmento ya se ha tocado techo.

Los analistas coinciden en señalar que el comportamiento benévolo de los precios alemanes se interrumpirá en enero, cuando los aumentos de los impuestos sobre el tabaco, las pólizas de seguro y una nueva fase de la llamada ecotasa (sobre la gasolina, el gasóleo y la energía) podrían conducir a que la inflación vuelva al 2%, según expertos del Deutsche Bank.

Asimismo, está por verse los efectos de la introducción del euro. En el segmento alimenticio, en Alemania hasta ahora parece haber pocos cambios, salvo en frutas y verduras frescas, cuyos precios están por los cielos debido al duro invierno. Donde se ha notado mucho más el efecto de la puesta en circulación del euro es en la hostelería por el redondeo al alza.

La media de inflación para todo 2001 se situó en un 2,5%, el mayor incremento desde 1994. La escalada de precios obedeció ante todo a los efectos de pasadas subidas del precio del petróleo y a la crisis de las vacas locas.

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