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Columna
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Nicolás Redondo

Si yo fuera vasco votaría al Partido Socialista de Euskadi porque me gustaría sentirme a la vez vasco y español, y cuando digo vasco y español lo digo un poco en voz baja, sin complejo de inferioridad, pero tampoco sin altanería, porque ser vasco y ser español son cosas en el fondo ajenas a nuestra voluntad; quiero decir que uno no las elige, le vienen dadas, y tengo por gran necedad orgullecerse, y no digamos acosar y matar, por el hecho fortuito de haber nacido en Bilbao y no en Kabul, en Nueva York o en el Buenos Aires de la ruina peronista y radical. Si yo fuera vasco me sentiría como tantos cientos de miles de vascos de hoy y del pasado: muy capaz de tener ocho apellidos euskaldunes y a la vez de sentirme comprometido con el resto de los pueblos de la península que van por el mundo bajo el nombre de España, que es palabra que no inventaron en Madrid, ni tampoco los militares, sino que viene de siglos muy lejanos, y que al parecer significa tierra abundosa en conejos, lo que no es precisamente un timbre de gloria. Si yo fuera vasco votaría al PSE porque nunca olvidaría que en la margen izquierda del río Nervión nació lo mejor del socialismo español, lo más granado y ejemplar, ya desde el lejano siglo XIX: aquellos obreros sacrificados y lúcidos, aquellos tipógrafos firmes y generosos; aquellos maestros clarividentes y pobres que están justo en la base de nuestras libertades de hoy, de nuestra trabajada justicia, de tantos logros lentos arrancados uno a uno al oscurantismo y al fascismo, a la beatería culpable y al latrocinio de casta. Si yo fuera vasco querría que mi país lo gobernaran en coalición equilibrada y armoniosa, los socialistas vascos y los nacionalistas democráticos, porque no es posible la paz en las tres provincias norteñas sin el concurso de los dos, como bien venimos comprobando en los últimos años, sobre todo a partir del infortunado pacto de Lizarra, que a la postre ha sido instrumento de deslealtad y enfrentamiento. Si yo fuera vasco, querría que Nicolás Redondo continuara siendo el líder de mi partido. Porque el socialismo es, antes que nada, libertad.

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