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Crónica:FÚTBOL | 20ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Deportivo toca fondo en Valladolid

Los de Irureta completan un partido desastroso y salen goleados de Zorrilla

El Deportivo se llevó ayer de Valladolid un buen puñado de momentos esperpénticos para el recuerdo. La pasividad de los centrales en los goles o la incapacidad para llegar a la portería contraria: no quedaba nada del equipo que dejó en el Bernabéu los mejores 20 minutos del campeonato; al contrario, olvidó todas aquellas virtudes, renunció a jugar al fútbol y terminó humillado. Al cuadro de Irureta le resta todavía un segundo acto en Zorrilla, el próximo miércoles en la Copa del Rey, y lo peor es que puede haber quedado afectado por la deshonrosa derrota de ayer. Porque enfrente tuvo y tendrá el miércoles un equipo, el Valladolid, que hizo el mejor partido de toda la temporada, que corrió, goleó y colocó una tremenda presión en todo el campo y todo el tiempo. Además Moré ha dado con una fórmula perfecta, la de Caminero en la posición de líbero, con lo que el futbolista madrileño ha podido resurgir una vez más. Ha reclamado sus galones y les ha dado a sus compañeros un sitio donde mirar cada vez que las cosas se ponen difíciles.

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Valladolid: Ricardo; Torres Gómez, Peña, Caminero (Tena, m. 62), Mario, Marcos; Sales, Jesús (Lozano, m. 73), Luis García; Fernando (Eusebio, m. 75) y Tote. Deportivo: Molina; Scaloni, Donato, Djorovic, Capdevila; Víctor, Mauro Silva, Sergio (José Manuel, m. 65), Fran (Duscher, m. 45); Valerón (Tristán, m. 45.) y Makaay. Goles: 1-0. M. 30. Jesús saca una falta en corto para Marcos, recorta a Scaloni y con la zurda coloca una rosca en la escuadra contraria. 2-0. M. 31. Tote cede a Fernando en la frontal del área, dispara, el balón toca en Djorovic y supera por alto a Molina. 3-0. M. 57. Centro de Torres Gómez desde la derecha que Fernando, solo, cabecea a la red. Árbitro: Pino Zamorano. Amonestó a Torres Gómez, Víctor y Tristán. Unos 13.000 espectadores en Zorrilla.

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El Deportivo se partió en dos nada más comenzar el encuentro, entregó el balón al rival y se puso a pensar en otra cosa. Al Valladolid la situación le venía que ni pintada, porque no es algo que consiga con facilidad. Pero ayer, por primera vez, pareció encarar el choque con superioridad en el centro del campo y con el balón cosido a las bandas. Luis García remató por dos veces delante de Molina, pero la defensa del Deportivo se las apañaba para defender con alguna solvencia. Todo apuntaba a que esa situación de inferioridad desaparecería cuando Makaay o Valerón o alguien despertase y las cosas entonces regresarían al orden establecido, pero ayer el equipo coruñés estaba por tocar fondo y lo tocó a conciencia.

La primera parte se cerró con algo más que una derrota parcial porque fue la culminación de una racha espantosa del Deportivo como visitante, pero sobre todo fue la exposición de las razones de esa racha. El equipo de Irureta había dimitido del fútbol casi antes de saltar al campo. Valerón, Sergio y Mauro Silva desaparecieron de inmediato, los dos centrales estuvieron lentos y pasivos y los laterales eran una y otra vez superados por la velocidad de los extremos vallisoletanos. La chispa del Deportivo en otros escenarios se había convertido en lentitud y barullo. Un ejemplo: el primer disparo a portería llegó en el minuto 21, pero para hacerlo Makaay tuvo que pegarse una carrera de 50 metros sin ningún apoyo. La hecatombe llegó en el minuto 30 cuando Marcos abrió la veda con un disparo soberbio, después de que Scaloni se quedase avergonzado ante el recorte del lateral. Inmediatamente después, Fernando, con la connivencia de Djorovic, sentenció el choque.

El Depor se desangraba poco a poco y sin remedio e Irureta decidió esperar al descanso para poner soluciones. Duscher, Tristán y José Manuel fueron los encargados de sacar a su equipo del pozo y la pinta no fue tan mala durante 10 minutos, aunque sólo fuese por el cambio de actitud, por la mayor presión, o simplemente porque había más gente alrededor del área de Ricardo. La imagen fue espejismo y se desvaneció cuando Fernando volvió a enganchar un centro, esta vez de Torres Gómez, para agrandar la diferencia y el ridículo del Deportivo. Ni Tristán ni Makaay con Tristán, ni nadie era capaz de remediar el espanto en que terminó convertido el mismo equipo que hace tres meses ganó al Manchester en Old Trafford.

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