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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ingeniería jurídica

Es lamentable que más de 20 años después de haber recuperado un modelo democrático de convivencia todavía se confundan conceptos y no estén enrraizados los valores de la democracia. Mucho más si esta confusión la produce una administración pública que tiene encomendada la educación superior.

Sirva el siguiente caso como paradigma: en febrero de 1992 un grupo de estudiantes de la Universidad Politécnica de Valencia, en el uso de su derecho de asociación, se inscribió en el registro de la Generalitat Valenciana con el nombre BEA-Politécnic y lo comunicó a la UPV. Lo que debería haber sido un simple trámite administrativo, pura rutina burocrática, se convirtió en un largo proceso, todavía irresuelto, 10 años y dos sentencias más tarde.

El equipo de gobierno confunde torpe e intersadamente los fines de una democracia (conseguir las mayores cuotas de libertad e igualdad) con sus medios (la votación) y el mismo mes y año sometió a votación de la Junta de Gobierno el derecho de estos ciudadanos estudiantes de asociarse en el seno de la Politécnica. Por mayoría absoluta se negó este derecho.

Los estudiantes recurrieron el acuerdo ante el TSJCV que en 1994 les dió la razón y obligó a la UPV a motivar la denegación de tal derecho. Pero en vez de reconocer el error, el rector acudió al Tribunal Supremo que en abril de 2001 desestimó su recurso, dió por válida la sentencia de 1994 y obligó a ejecutarla.

En mayo de 2001 la junta de gobierno aprobó un polémico reglamento de asociaciones que no reconoce las legalmente constituidas. El rector alegó razones de una mejor imputación de responsabilidades a las asociaciones.

En la pasada junta de gobierno del 25 de octubre se aplicó el nuevo reglamento y, por mayoría absoluta, se niega de nuevo un derecho fundamental. Así entienden algunas personas la democracia.

Lo más grave es el criterio político que rige a la hora de admitir asociaciones. Se pisotea el pluralismo y el derecho de asociación.

Estas actuaciones explican la larga permanencia (15 años) de Justo Nieto al frente del rectorado. En una universidad menos encorsetada, más transparente y democrática, muchas cosas serían diferentes: más dignas, más humanas, mejores.

En esta jugada de ingeniería jurídica, que no pasa de bricolage casero, se ha usado la democracia para negarla. Pero nadie dimitirá ni pedirá excusas, en todo caso cargarán, todavía más, contra los mensajeros.

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