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Reportaje:

La tienda, como casa de cambio

El 20% de los euros en manos de los españoles los facilitó el comercio

La rapidez de los españoles, y de los europeos en general, para adaptarse al euro ha desbordado las previsiones oficiales. En menos de un mes, todas las transacciones comerciales se harán en España en la moneda europea, que ha llegado a los bolsillos, en parte, gracias a las tiendas. El comercio ha sido la vía de entrada del euro en nuestras vidas en un 20% de los casos.

Los ciudadanos han obtenido el 60% de los euros en las ventanillas de las entidades financieras y el 18% en los cajeros automáticos
El 15% de los españoles memoriza los precios en euros y el uso de la tarjeta de crédito, contra todo pronóstico, no ha variado

¿Ha habido sorpresas en la introducción del euro como medio físico de pago? En todo caso, agradables. Así lo piensa al menos José Alberto González-Ruiz, consejero delegado de la Sociedad Estatal de Transición al Euro, quien, pese a ello, reconoce 'pequeños incidentes, lógicos y aislados', como el agotamiento de euros en los cajeros automáticos en los primeros días o algún comercio con dificultades para aprovisionarse de la moneda europea.

Probablemente, ni la sociedad de la que él es reponsable ni las autoridades europeas -el Banco Central Europeo ha tenido que inyectar 65.000 millones de euros al sistema en subastas extraordinarias- contaban con que ya el 1 de enero habría largas colas de ciudadanos ansiosos de euros y que han demostrado no querer funcionar con dos monedas. Al término de la primera semana de la puesta en circulación del euro, el 70% de las transacciones comerciales en España se hacen en la nueva moneda y el 78% de los comercios y la hostelería devuelven en euros. Y eso que a veces han tenido dificultades para aprovisionarse.

El ansia por el euro ha llevado a las ventanillas de cajas y bancos a más personas de lo esperado. Según González-Ruiz, que cita datos del Banco de España, el 60% de los euros los han obtenido los ciudadanos en las ventanillas de las entidades financieras; el 18% lo han facilitado los cajeros automáticos, y el 20%, el comercio.

Estos días no ha sido raro que algún cliente pagara un café con un billete de 10.000 pesetas para obtener cambio en euros. Las tiendas, bares y restaurantes se han convertido en casas de cambio para quienes ya no encontraban la moneda europea en los cajeros y no querían hacer cola en el banco. Sin embargo, y contra todo pronóstico, los datos indican que el uso de la tarjeta de crédito no ha variado. 'Así nos lo dice el 80% del comercio y los grandes distribuidores'.

Pasar a la historia

El paso de la peseta al euro, según González-Ruiz, ha sido 'mejor de lo previsto'. 'Los tres sectores implicados: las entidades financieras, el comercio y la distribución, y los ciudadanos', dice, 'han tenido una reacción muy positiva', hasta el punto de que se calcula que antes de que termine enero la peseta habrá pasado a la historia.

La semana que viene, la Sociedad Estatal estará en disposición de conocer cómo se ha asumido el euro en las distintas comunidades autónomas y por tramos de edad, pero la impresión general, según su consejero delegado, es la de una buenísima aceptación, con más lentitud en las zonas rurales y entre las personas de la tecera edad, inmigrantes y discapacitados. Es en estos colectivos en los que la Sociedad Estatal, dependiente del Ministerio de Economía y que tiene como objetivo primoridal comunicar todo lo relacionado con la nueva moneda, va a centrar sus próximas actuaciones.

En ellos, y en convencer al comercio para que mantenga el doble etiquetado durante algunos meses, porque, si bien el uso del euro se ha aceptado sin graves problemas, los ciudadanos aún no tienen clara la nueva escala de referencia. Es decir, se sabe utilizar el euro para comprar, pero no se calibra si el producto que se compra es barato o caro. La adaptación, como es lógico, empieza por los pagos más cotidianos, desde el precio del periódico al del desayuno. Según la Sociedad Estatal, los primeros días sólo el 8% de los ciudadanos memorizaban estos pagos en euros y el octavo día el porcentaje ya ascendió al 15%.

José Alberto González-Ruiz no quiere entrar en la polémica sobre el aumento de los precios y se mantiene, inamovible, en la pura teoría oficial. 'La introducción al euro', dice, 'no tiene por qué implicar aumento de los precios' que no sea el redondeo del segundo decimal cuando el tercero es superior a cinco. Respecto a las subidas anunciadas por sectores públicos como el transporte en algunas ciudades o los servicios de Correos, muy superiores a la inflación, mantiene que son ajenas a la conversión a la moneda única. Y en su negativa llega a alegar mejora en los servicios o mayores inversiones, que contradicen los argumentos de las organizaciones de consumidores, que sí notan cómo se ha aprovechado el euro para incrementar los precios de algunos productos y muchos servicios, desde la restauración a peluquerías, video-clubes... González-Ruiz insiste: 'No prevemos que el euro provoque más inflación'.

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