Laureles y cacerolas

'A los 8 años me hicieron una encuesta y ya entonces dije que quería ser cocinero', asegura con determinación Juan Bautista García. 'Me gusta la cocina desde que era un moco', insiste mientras recoge con cariño todos los utensilios que ha traído consigo para elaborar los dos platos con los que ha participado en el I Concurso de Jóvenes Chefs Andaluces de la Asociación de Jefes de Cocina de Marbella (Ajecomar), que se celebró ayer en el hotel Don Miguel de esta ciudad costasoleña y que ganó, en la categoría de participación libre, el sevillano Jesús González Samaniego con un Crujiente de Lubina con Meniere de Comenillas y Croquetasde patatas rellenas de Foie.

El equipaje del malagueño de 24 años lo componen varias bolsas y maletas, con cacerolas, ollas, espumaderas y un sinfín de útiles culinarios. 'Me he traído de todo', dice. Algo que no es difícil de imaginar a la vista de una pequeña maceta con hierbabuena que carga en sus manos. 'No sé utilizar un cuchillo que no es mío', apostilla.

El resultado de todo este material ha sido, además del obligatorio plato realizado con solomillo de cerdo ibérico con vino de Málaga, un salmonete al vapor a la albahaca con espuma de ajoblanco, almendras fritas y azafrán tostado. Sin embargo, sostiene que las recetas son sencillas, y que el secreto de la cocina está 'en las manos y en el buen hacer del cocinero'.

'Originalidad, creatividad, volumen, texturas, agradable a la vista y al paladar. Para que un plato sea bueno tiene que tener todo el conjunto', explica también Francisco José Molina, cordobés de 20 años. 'La cocina es como las chavalas primero te entra por los ojos', indica al tiempo que señala su obra: chuletillas de conejo de campo con galibuche de garbanzos y espinacas. 'Siempre me ha gustado cocinar, es algo que te engancha, sobre todo cuando ves que eres capaz de crear algo propio', afirma con cierto orgullo. Su especialidad es la cocina tradicional y la repostería.

José Pablo Cáceres García, de 19 años, es la cuarta generación de una familia de cocineros que inauguró 'la abuela Ana'. Desde los 12 años trabaja en el negocio familiar en Trigueros (Huelva), una tarea que compagina en la actualidad con sus estudios en la escuela de hotelería de Islantilla. Para este joven onubense 'lo importante de un cocinero es estar rodeado de una buena plantilla, una buena materia prima y buenos camareros para bordar la faena'. Al igual que sus compañeros es la primera vez que compite en un concurso gastronómico, aunque se muestra 'contento con los resultados'.

Hasta un total de doce jóvenes procedentes de todas las provincias andaluzas se disputaron ayer el Laurel de Oro de Ajecomar. Los concursantes prepararon dos platos por cabeza, uno de libre elección y otro obligatorio que incluía tres ingredientes básicos: aceite de oliva, solomillo de cerdo y vino de Málaga. El jurado del certamen valoró también la habilidad, destreza, limpieza y ejecución de los participantes. Este concurso es el punto de partida de la II Jornada Gastronómica Gourmets de Andalucía.