Una política de fichajes bajo sospecha
Los últimos refuerzos del Barça costaron 180 millones de euros pero apenas han rendido
La herida abierta por la política de fichajes seguida por el Barcelona de un tiempo a esta parte no hace más que supurar. El descontento y el recelo de la afición crece en la misma medida en que comprueba la floja aportación de los recién llegados. De los siete flamantes fichajes de esta última temporada sólo dos, Christanval y Saviola -fichado para combatir el efecto Zidane-, figuraban en el equipo titular que recibió al Zaragoza el pasado domingo en un partido crucial para el cuadro azulgrana.
Hace un año, el presidente del club Joan Gaspart se rendía a la evidencia y admitía que se precipitó al contratar a toda prisa a varios jugadores con el dinero ingresado por el pase de Figo al Real Madrid. De los seis fichajes efectuados entonces y tras la cesión, el martes, de Alfonso al Olímpico de Marsella, sólo tres permanecen en la plantilla (Gerard, Overmars y Dutruel, que no cuenta practicamente para Rexach y al que al igual que a Dani se le busca equipo). Si la directiva barcelonista se autodisculpó hace un año y medio por la falta de rentabilidad de la inversión de 83,24 millones de euros (13.850 millones de pesetas) alegando falta de tiempo porque las elecciones no le permitieron tomar decisiones hasta bien entrado el mes de julio, ahora le resultará más difícil justificar los resultados de los casi 96,16 millones de euros (16.000 millones de pesetas) invertidos el pasado verano en renovar la plantilla. En total, 180 millones de euro para nada.
Los agravios comparativos provocan, además, el recelo. Basta con repasar el mercado internacional en el que se han producido los fichajes de dos jugadores con un gran cartel como el del centrocampista internacional alemán Ballack y el delantero inglés Fowler. El Bayern Múnich y el Leeds han pagado 14,3 y 18 millones de euros respectivamente (2.380 y 3.000 millones de pesetas) por ellos mientras que el Barça apoquinó 20,6 millones por Geovanni y 14,59 millones por Rochemback (3.429 y 2428 millones de pesetas), dos jugadores brasileños más jóvenes, de 21 y 19 años, pero también con menos cartel que Ballack y Fowler.
El balance en el meridiano de la Liga ensombrece el criterio seguido por la dirección deportiva del club, responsabilidad de Anton Parera y, naturalmente, del entrenador Carles Rexach. Las etapas anteriores tampoco ayudaron a robustecer una plantilla que, ya desde la última etapa de Johan Cruyff había ido perdiendo solidez. Los cuatro fichajes efectuados el último año de Van Gaal (Litmanen, Simao, Déhu y Dani) apenas aportaron nada.
Parera mantiene el convencimiento de que los fichajes realizados esta temporada han fortalecido la plantilla dotándola de una mejor línea de contención. Pero los resultados, con el equipo situado en la séptima posición de la tabla y eliminado de la Copa, si bien es cierto que bien situado en la Liga de Campeones, no son por el momento los apetecidos. No obstante, Parera aseguró ayer mismo que el club azulgrana no efectuará nuevos fichajes aprovechando la posibilidad que ofrece la apertura del mercado invernal. Mientras pelea junto con otros 17 clubes cómo esquivar los pagos millonarios que le reclama Hacienda, el Barcelona trabaja en la captación de nuevos recursos económicos y espera firmar un contrato de patrocinio con la empresa Havas Advertising Sports que le reportará unos 9,92 millones de euros anuales (1.650 millones de pesetas). Además dispone de la posibilidad de utilizar dos líneas de crédito que le permitirían afrontar el coste de importantes fichajes para la próxima temporada como el del argentino Riquelme.
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