Más alimenta la expectativa de que Pujol deje la presidencia durante esta legislatura
'A veces hay cosas que no se prevén y suceden', afirma el candidato de CiU
'No está previsto, pero ya se sabe que a veces hay cosas que no se prevén y suceden'. De esta forma alimentó ayer públicamente Artur Mas la expectativa de suceder a Jordi Pujol en la presidencia de la Generalitat durante la presente legislatura. Esta posibilidad ha sido preconizada en voz baja en los últimos meses por algunos colaboradores de Mas, con el argumento de que facilitaría la proyección electoral del candidato de CiU a la sucesión de Pujol. Sin embargo, nadie en la coalición nacionalista se ha atrevido hasta ahora a plantear la cuestión al propio Pujol.
Todos los dirigentes de CiU preguntados sobre una hipotética dimisión de Pujol destinada a fortalecer la imagen política de Mas han rechazado siempre rotundamente esta eventualidad. Quienes han trabajado con Pujol no se lo imaginan renunciando a casi dos años de presidencia, por mucho que ya lleve 22 en el cargo. Pero también han rechazado esta eventualidad, en particular, porque la elección de Mas como nuevo presidente de la Generalitat requeriría una investidura parlamentaria sólo superable sumando los votos del PP a los de CiU.
Esta exigencia de la aritmética parlamentaria catalana está en contradicción directa con la decisión de CiU de marcar distancias respecto del PP en la segunda mitad de la legislatura. El proyecto de CiU es encarar las próximas elecciones autonómicas con un renovado perfil como fuerza nacionalista, bastante maltrecho por las reiteradas humillaciones a que le ha sometido el PP durante esta legislatura.
A ello se añade también que esta orientación de CiU es simétrica a la adoptada por el PP. Sus dirigentes en Cataluña no dejan de criticar lo que consideran una renovada deriva soberanista de CiU y encadenan una tras otra las advertencias a CiU sobre la imposibilidad de seguir prestándoles su apoyo si no abdican de las 'reivindicaciones'.
Algunos colaboradores de Mas entienden, sin embargo, queel principal obstáculo con que tropieza el actual conseller en cap para despegar en los sondeos sobre intención de voto, que le sitúan todavía muy por detrás del socialista Pasqual Maragall, es precisamente la sombra que Pujol proyecta sobre él. Ya se sabe, donde hay Pujol no manda nadie más, y la hiperactividad del presidente catalán deja poco espacio para que su delfín se dé a conocer.
Pero ayer, pasadas sólo 24 horas después de haber recibido la designación como futuro candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, Mas dejó claro que no considera suficiente que Pujol le haya situado como conseller en cap para catapultarle a más altos destinos. Y se abstuvo de cortar de raíz la especulación sobre la eventual renuncia de Pujol. En una conferencia de prensa convocada para dar a conocer los acuerdos del Gobierno catalán, afirmó que 'no está previsto' que el presidente renuncie al cargo y animó a los periodistas para que esto se lo pregunten al propio Pujol. Mas parecía ignorar que la víspera Pujol se había negado a responder a esta cuestión tras la ejecutiva de CiU.
Artur Mas no se limitó a desviar hacia el presidente Jordi Pujol las preguntas sobre su eventual renuncia. Y después, cuando se le inquirió sobre si le gustaría la renuncia de Pujol, replicó así: 'En estos momentos, esta pregunta no tiene respuesta'.
La oposición acusó ayer al Gobierno catalán de desorientar a la opinión pública y de entregarse al más descarado electoralismo. Hasta ahora, ningun partido de izquierda creía viable una renuncia de Pujol. Pero el hecho de que ni Pujol ni Mas hayan atajado claramente esta posibilidad ha hecho nacer las dudas.
El portavoz del PSC, Joaquim Nadal, consideró 'improbable' que, dadas las actuales condiciones políticas, Mas vaya a someterse a una sesión de investidura parlamentaria para presidir la Generalitat durante un año. 'Esto le obligaría a mercadear los votos del PP', argumentó, 'en un momento en que los conservadores no dejan de recordar al Gobierno de CiU que le tienen 'entre la espada y la pared'. Nadal destacó que esa constante 'escenificación' de un desacuerdo entre CiU y PP que al fin y al cabo 'nunca se concreta en nada' convierte la política catalana en 'una comedia' que el país no se merece. En cualquier caso, señaló, si Pujol pierde la mayoría tendrá que elegir entre 'buscar una de nueva o adelantar las elecciones'.
Un juicio más duro emitieron los portavoces de Esquerra Republicana, Joan Ridao, y de Iniciativa-Verds, Joan Boada. El primero afirmó que una renuncia de Pujol sería una decisión legal, pero esto no impide que, concebida como maniobra para favorecer las expectativas electorales de Mas, fuera 'un opción de dudoso crédito democrático'. Ridao recordó que es Pujol quien acudió a las elecciones y es a él a quien entregaron los votos sus electores. Los republicanos destacan que una operación de este tipo supone concebir el cargo de presidente de la Generalitat 'como si se tratara de un derecho hereditario al modo de las monarquías'.
El papel de Pujol
Esta situación plantea, según Boada, la cuestión de quién gobierna actualmente en la Generalitat. '¿Cuál es el papel de Pujol, el de reina madre?', preguntó el diputado de IC-V. O acaso es, añadió, 'el de avalista de un conseller en cap que no demuestra ninguna solvencia'. En cualquier caso, concluyó, 'lo mejor es que Pujol realmente deje el cargo, porque si no lo hace está engañando a los ciudadanos'.
Por otra parte, Mas explicó que Pujol desea entrevistarse con el presidente del Gobierno, José María Aznar, próximamente y que quiere hacerle llegar las propuestas de CiU para elevar el techo del autogobierno. Mas explicó que estas propuestas se basarán en el programa electoral de CiU y señaló cuatro apartados, que eludió concretar: avanzar hacia la Administración única en Cataluña -sin tocar la Constitución-, aplicación máxima del principio de proximidad, reconocimiento de la personalidad propia de Cataluña y favorecer las relaciones exteriores de Cataluña.
El apoyo del PP
La eventualidad de que Artur Mas fuera investido presidente de la Generalitat por la actual mayoría parlamentaria de CiU y el PP entra dentro de lo previsible si la dirección de CiU llegara a la conclusión de que ésta es la mejor opción para cerrar el paso a una victoria de la izquierda en las próximas elecciones autonómicas. Pese a que CiU y el PP se presentan a menudo retóricamente como fuerzas opuestas, su colaboración en el Congreso de los Diputados es permanente y los votos del PP están siempre a punto para salvar al Gobierno de CiU de sus apuros en el Parlament. La última vez que se hizo patente de forma solemne fue con motivo de la moción de censura de Maragall contra el Gobierno de Jordi Pujol. Los dirigentes del PP de Cataluña se han limitado a echar balones fuera cuando se les ha preguntado qué harán si Pujol dimite y CiU presenta a Artur Mas para investirle como presidente de la Generalitat.
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