'Nuestras reflexiones políticas influirán en ETA y sus presos'
El abogado navarro Patxi Zabaleta se ha embarcado, 25 años después de colaborar en la fundación de Herri Batasuna, en la creación de un nuevo partido, Aralar, destinado a competir por el mismo espacio político pero desmarcándose de la violencia.
Pregunta. Aralar se ha presentado como nuevo partido político de la izquierda abertzale, pero no ha finalizado su fase constituyente.
Respuesta. Jurídicamente somos ya un partido, pero hemos comenzado debatiendo cuál va a ser nuestra propuesta de normalización democrática y pacificación, porque es la cuestión que más nos preocupa y afecta. Ahora estamos comenzando a discutir los estatutos y necesitamos concretar más las bases ideológicas. Este proceso tendrá que acabar en un congreso dentro de cuatro o seis meses.
En los 25 años que Aralar ha estado en HB ha luchado por primar la acción política
P. ¿Cuál es la definición ideológica de Aralar?
R. Nos colocamos en la izquierda. Nos definimos socialistas y demócratas; no socialdemócratas, en la matización que hace el socialismo, sino socialistas y demócratas. Además nos definimos independentistas vascos, abertzales. Somos demócratas, socialistas e independentistas, por ese orden.
P. ¿Antepone y subraya su condición de demócratas a las otras definiciones para marcar su diferencia con Batasuna?
R. Sólo tácticamente. Creo que es obligado definirse así en política y en las diferentes vicisitudes en las que tenemos que pronunciarnos. Por ejemplo, en la propuesta de resolución del conflicto vasco decimos que jamás aceptaríamos ninguna solución de hecho salvo la que decidiesen los ciudadanos. Esto, que parece de Perogrullo, en la práctica no lo es, por la misma razón que no aceptamos que la actual situación sea inamovible. Ni es inamovible lo que hay ahora ni se pueden imponer otras situaciones, salvo las que sean acordadas por las fuerzas políticas.
P. Pero es ETA en realidad la que más practica la imposición, incluso con Batasuna.
R. ETA es consecuencia del contencioso, que sólo puede finalizar con una profundización política. Quiero decir que, aunque no se deben alcanzar ventajas políticas [el conflicto], tiene que acabar en un acuerdo en el que estén legitimadas todas las opciones. No tengo inconveniente en reconocer que es legítima toda posición que no sea abertzale, pero exijo que se reconozca que la abertzale independentista es tan legítima como otra. Por tanto, ni la Constitución es insuperable ni sagrada, ni damos por bueno el soberanismo como propuesta fáctica. Sólo admitimos decisiones políticas.
P. ¿Cree que ahora se reconoce como legítima la opción independentista, o el problema es consecuencia de usar la violencia como procedimiento para imponerla?
R. Se mezclan las dos cosas interesadamente.
P. Pero ustedes se han separado de Batasuna porque no aceptan la violencia, ni la falta de autonomía respecto a ETA, que hasta impidió a HB negociar el Pacto de Lizarra.
R. Los miembros de Aralar que hemos estado en HB estos 25 años tenemos que aclarar que siempre hemos luchado por la primacía de la acción política; que hemos sido partidarios de estar presentes en las instituciones, también de participar en las elecciones, nos fuesen o no favorables. También hemos propugnado el reconocimiento de la militancia como garantía de democratización interna. Hasta ahora pensábamos que era posible esta lucha desde dentro de HB, pero hay un hecho de no retorno que es la ruptura de la tregua.
P. Si ha sido esta vuelta a la violencia el punto final, ¿cree que la ETA actual tiene poco que ver con la anterior?
R. No tengo datos internos para opinar de este tema, pero estoy convencido de que nuestras reflexiones van a influir en ese sector, y también en los presos. La verdad es que pasamos quinquenios pidiendo una tregua indefinida y, cuando llegó, se gestionó muy mal. Fue una tregua imperfecta por la falta de valentía de la izquierda abertzale para desmarcarse de la kale borroka. Pero lo más terrible fue el razonamiento de su final. Aunque es difícil opinar sobre los cambios en ETA, sus dos comunicados, el que anuncia la tregua y el que la rompe, revelan muy distintos contenidos democráticos. En el primero hace confesión de respeto a la voluntad del pueblo y sus representantes políticos, mientras en el segundo imputa todas las carencias a partidos como PNV y Eusko Alkartasuna. También cambió su estrategia armada atacando a los no beligerantes, como los concejales de Andalucía.
P. Aspira a influir en ETA, donde le critican, para ocupar el espacio de la izquierda abertzale a costa de Batasuna. ¿No tiene miedo?
R. Si lo tuviera diría que no, pero, además, no lo tengo. Llevo 25 años en política y ahí está lo que he hecho. Actúo sin miedo y no me paro a pensar en ello. En cuanto a nuestra confrontación con Batasuna, va a ser fundamentalmente ideológica y, además, les estamos ganando. Su ponencia recién aprobada propugnaba no acudir al Parlamento vasco, pero van. Era rotunda ante la idea de no reconocer la figura del militante y ahora lo empieza a hacer.
P. Si Batasuna está recolocándose, ¿podría llegar a confluir con Aralar o le va a disputar electoralmente un espacio, el de la izquierda abertzale, donde no hay sitio para dos partidos?
R. Necesariamente vamos a competir electoralmente. Además, aunque haya coincidencias, hay diferencias esenciales entre ambos.
P. ¿Aspiran entonces a vaciar Batasuna de militantes?
R. Aspiramos a ser mayoritarios en una izquierda abertzale donde las bases ideológicas van a ser nuestras referencias. Aspiramos a vaciar Batasuna, pero además queremos recuperar los votos que han ido al PNV.
P. Batasuna podría disponer de las ventajas de otra tregua.
R. Una tregua no puede ser un caramelo electoral, porque representaría la trivialización de la lucha armada. Si lo hicieran por derrotar a Aralar, se habrían cavado su propia tumba.
P. Confía en la influencia política de Aralar. Pero ¿cree que en ETA cabe un proceso de reflexión?
R. Al principio podíamos parecer una cosa efímera (nos llamaban 'viaje a ninguna parte') o consecuencia de una rabieta, pero vamos a ser algo estable, vamos a competir para ganar, y ahí tienen que reflexionar esos sectores. Estas navidades hemos enviado una carta a los presos invitándoles a reflexionar sobre su condición.
P. ¿Es el colectivo de presos clave en la reflexión de ETA?
R. Ese colectivo tiene la legitimidad para hablar de su tema, algo que debe ser discutido en todo debate sobre pacificación. Aunque nosotros creemos que por el hecho de ser presos no son la vanguardia.
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